BEATA MARÍA
FELICIA GUGGIARI
ECHEVERRÍA
1959 d.C.
28 de abril
María Felicia
Guggiari Echeverría nació en Villarrica del
Espíritu Santo (Paraguay) el 12 de enero de 1925,
primogénita de siete hermanos. A los cinco años
entró como preescolar en el Colegio “María Auxiliadora” y
a los 12 hizo su Primera comunión. “De entonces –dice ella–
viene mi propósito de ser cada vez mejor, más buena”. En
1940 comenzó sus estudios secundarios hasta obtener el titulo de
Maestra Normal. Pero la fecha más determinante en su vida de
joven fue cuando en 1941 se adhirió a la Acción
Católica, que ese mismo año había sido instaurada
en el Paraguay. En las reuniones de A.C. aprendió a conocer y
amar a Jesús, que desde entonces fue para ella el Ideal del que
se enamoró apasionadamente.
A los 17 años hizo su consagración al
apostolado (es decir a Jesús) en virginidad. Durante toda esta
primera juventud María Felicia vivió entregada
enteramente al Amor, al que recibía diariamente a costa de
madrugar e irse a misa en ayunas, para poder comulgar, y luego hacer
toda la mañana sus estudios de Maestra normal o sus
prácticas de maestra en el Colegio Cervantes o en “María
Auxiliadora”; el resto de su jornada lo consumían sus visitas a
los enfermos y ancianitos, sus reuniones de A.C., con un cuidado
especial sobre sus “pequeñas”, su colaboración en casa en
el servicio a los hermanitos. Fuera de casa iba siempre vestida con un
guardapolvo blanco, por dos razones: porque desde su Primera
Comunión tomó el vestido blanco como símbolo de la
limpieza de su alma; por eso cuidaba la blancura de su guardapolvo
recordándose a sí misma cómo había de tener
su alma; y, segundo, porque un traje más burgués (su
tío José P. Guggiari había sido Presidente de la
República) le habría impedido el acercamiento natural a
sus queridos pobres enfermos.
En 1950 su familia se trasladó a
Asunción y M. Felicia inició una nueva etapa de su vida,
concentrada en tres frentes: seguir estudiando para obtener el
profesorado, buscar trabajo con qué ayudar a la familia,
incorporarse a la Acción Católica de Asunción.
Pero la etapa de Asunción se
caracterizó especialmente porque en ella maduró y se
sublimó su amor. En efecto, a poco de llegar, conoció, en
una Asamblea de A.C., a un joven estudiante de Medicina, Directivo de
la obra, con el que simpatizó y empezó a salir para sus
correrías apostólicas. Ese salir con un joven cayó
bien entre los suyos y le facilitaba el salir de casa para su
apostolado; además la compañía del joven le
permitía acercarse a barrios marginales a los que sola
sería peligroso acudir. Con el tiempo la simpatía se
convirtió en un verdadero enamoramiento. Y entonces se
planteó el interrogante: ¿qué me quiere decir
Jesús con este amor que yo no he buscado y que Él me ha
suscitado? Porque lo importante es hacer la voluntad de Jesús.
Un día su amigo Sauá le reveló un secreto: que
sentía inclinación a ser sacerdote... Entonces
María Felicia comprendió. Con este amor Dios quiere que
lo quiera con el don y la dignidad más grande que puede haber en
la tierra: que lo quiera “sacerdote” y “santo”. La actitud de su
corazón la expresó la Sierva de Dios con estas palabras
confidenciales a una religiosa: “Estoy enamorada de Sauá; pero
estoy más enamorada de Jesús”. Al año siguiente
escribió: “He alcanzado lo que una vez soñé: tener
un amor, y dárselo a Jesús”.
El 8 de setiembre de 1953 se consagraba a
María bajo la forma de la Esclavitud Mariana de San Luis
María Grignon de Montfort, y, por fin, en los Ejercicios
Espirituales de enero de 1954, resolvía entregarse enteramente a
Dios en el Carmelo. El 2 de febrero, fiesta de la Presentación
de Jesús en el templo, se presentaba la Sierva de Dios ante la
puerta de la clausura, y el día 14 de agosto de ese 1955
recibía el santo hábito de la Virgen y quedaba
incorporada a la familia del Carmelo.
Cuando se ha querido resumir cómo era la Hna.
María Felicia de Jesús Sacramentado, se ha hecho con tres
palabras: Alegría, Caridad, servicialidad... El resto de su vida
en el Carmelo no pudo ser más sencillo. No hizo más que
amar, amar y más amar a Jesús y a sus hermanos los seres
humanos: a sus hermanas de comunidad, a los sacerdotes, que
tenía siempre presentes, a partir de su “amigo” aspirante al
sacerdocio, a los pobres y humildes..., al mundo entero. Y todo ello a
través de su oración y su inmolación.
Había entrado ya en el tercer año de
su vida de profesa y para el 15 de agosto de 1959 le tocaba su
compromiso definitivo de amor con el Señor, cuando
comenzó a prever que el Señor había de enviarle
alguna cruz especial...
El 7 de enero de ese año 1959, moría
su queridísima hermana “Mañica” de una hepatitis
infecciosa. ¡Cuanto lloró! Pocos días
después se le declaraba la misma enfermedad a ella. Hubo que
llevarla a la Cruz Roja, para ser allí debidamente atendida. Y,
en efecto, durante la cuaresma pudo ser dada de alta. Y volvió a
su amado monasterio. Llegó la Semana Santa y se unió
especialmente a la Pasión de Jesús, poniendo a
disposición toda su creatividad llena de amor...
El Viernes Santo, 27 de marzo, el capellán al
darle la comunión advirtió un moretón en la
lengua... El sábado le empezaron a brotar manchas de sangre; el
domingo y el lunes de Pascua se multiplicaron. El martes una
deposición emorrágica alarmó a la M. Priora, que
hizo venir inmediatamente a Freddy Guggiari, el hermano doctor de la
Sierva de Dios. El diagnóstico fue inmediato:
“¡Púrpura!” El joven doctor lloraba al salir: “Ser
médico y no poder salvar a mi hermanita!”
Internada de nuevo en el Hospital de la Cruz Roja,
empezó su Calvario, su unión definitiva a la Cruz: con
una paciencia y una alegría inefables... Jamás se
desdibujaba de sus labios la sonrisa. Hasta ocho cartas escribió
a la M. Priora y comunidad, en su ansia de vida fraterna religiosa;
siempre firmaba: “La desterradita”. Quería volver pronto al
Carmelo..., y Dios la llevó al Carmelo del Cielo. La rodeaban
los suyos y María Felicia repetía: “Papito,
¡qué feliz soy de morir en el Carmelo!” Hacia las 4 de la
mañana del 28 de abril, se la oyó decir: “Jesús,
¡qué dulce encuentro! ¡Virgen María!” Fueron
sus últimas palabras...