BEATA MARÍA
EMILIA TAVERNIER
1851 d.C.
23 de septiembre
Nació en Montreal, Canadá, en el seno de una familia
humilde y trabajadora. Pronto quedó huérfana de padre y
madre y con 4 años fue confiada a una tía paterna. Con 18
años, Emilia partió para ayudar a su hermano que se
había quedado viudo. Lo único que solicitó fue
tener una mesa para servir comida a los mendigos que se presentasen;
mesa que llamó: “La Mesa del Rey”.
En 1823 se casó con Jean Baptiste Gamelin, un
profesional del cultivo de la manzana, y al que dio tres hijos. El
matrimonio compartía las mismas aspiraciones hacia los pobres,
pero su esposo murió y esto le produjo un profundo dolor, pues
había sido muy feliz con él. Encontró en la Virgen
de los Dolores el modelo que orientará su vida.
Su casa y otros albergues y casas que fue abriendo, se
convirtieron en lugar de acogida de los pobres, que podían ser
expresidiarios, ancianos, huérfanos, inmigrantes, parados,
sordomudos, jóvenes, enfermos mentales o impedidos... todos
conocen bien su casa a quien le dan el nombre de “Casa de la
Providencia”, porque ella misma fue una “verdadera providencia”.
Familiares y amigos se reunieron en torno a ella
para ayudarla, mientras otros no entendieron semejante
dedicación. Obtuvo la aprobación de los sucesivos obispos
de Montreal. Se solicitó la ayuda de las Hijas de San
Vicente de Paúl, para que pudieran ayudarla, pero el intento
resultó fallido, así tuvo que fundar Las Hermanas de la
Providencia cuya superiora fue Emilia. Tuvo que soportar las calumnias
de alguna de las hermanas, pero se mantuvo unida a la Virgen de los
Dolores hasta el heroísmo. La comunidad creción y Emilia
murió de una epidemia de cólera en Montreal, dejando a
sus hijas un lema: “humildad, simplicidad, caridad, sobre todo
caridad”. Fue beatificada el 7 de octubre de 2001 por San Juan Pablo II.