BEATA MARÍA
DE JESÚS LÓPEZ DE RIVAS
1640 d.C.
13 de septiembre
María López de Rivas nació en Tartanedo
(Guadalajara, España), en el seno de una hidalga familia. Siendo
todavía muy niña, murió su padre y se vio obligada
a emigrar a Molina de Aragón, al lado de sus abuelos paternos.
Aquí vivió serenamente la fe en Cristo. Conoció al
jesuita, A. de Castro, quien la encaminó hacia el Carmelo. Santa
Teresa de Jesús la aceptó para el monasterio de Toledo en
1577, y emitió su profesión en 1578.
No disfrutó nunca de buena salud y esto le hizo
sufrir mucho, no sólo corporalmente, sino también
psíquicamente, por el desprecio de sus hermanas en
religión que no querían ligarse a una enferma para
siempre. Santa Teresa de Ávila la llamaba "el letradillo" y
decía de ella: "Estoy segura que será más dichoso
el convento que la tenga que todos los demás, porque aun cuando
sea para estar en la cama toda la vida, la quiero tener en mi casa".
Las enfermedades que siempre la aquejaron no acortaron su vida, a pesar
de vivir con todo su rigor la dura vida de carmelita contemplativa y de
trabajar sin descanso. Nunca aceptó dispensa de ninguna clase.
Como muy bien decía santa Teresa, la enfermedad que la aquejaba
era la "enfermedad del amor" que sentía tan hondo y tan grande.
Gozó de muchos dones místicos, como la profecía,
el éxtasis, visiones y revelaciones.
Desempeñó varios cargos: sacristana,
enfermera, maestra de novicias, priora, subpriora... y todos los
desempeñó con gran entrega y caridad. Todos
acudían a ella para pedirle consejo y la amaban con toda su
alma. La misma Teresa en más de una ocasión, le
pidió que le solucionara alguna dificultad sobre la vida de
oración. Sus devociones predilectas fueron el Sagrado
Corazón de Jesús, el Santísimo Sacramento y la
Virgen María, especialmente en el misterio de la
Asunción. El famoso padre Jerónimo Gracián que la
conoció y trató mucho, la elogió grandemente en su
obra “Peregrinación de Anastasio”.
Acusada y calumniada, fue depuesta de su cargo de priora y
debió sufrir mucho durante muchos años la
oposición del provincial, después del padre general.
Aunque tratada injustamente, siempre se mantuvo serena y sumisa a la
autoridad y fue apreciada por las monjas más prudentes, las
cuales, a pesar de haber sido María depuesta como priora, le
eligieron para el cargo más comprometido de maestra de novicias.
Rica en méritos y con fama de santidad, murió en Toledo.
Sus restos reposan en el convento de Toledo. Fue beatificada por el
Papa Pablo VI el 14 de noviembre de 1976.