BEATA MARGARITA FONATANA
Siglo XVI d.C.
15 de diciembre

   Cada uno de nosotros, incluso el más generoso y complaciente, paciente e incluso despreocupado, siempre tiene algo, quizás una pequeñez, a lo que él, particularmente y celosamente, tiene más de lo que el valor material del objeto justifica.

   Ahora es un libro, ahora es un objeto de recuerdo, un vestido, o tal vez una delicadeza. Generosos, o indiferentes, de un millar de otras cosas, preservamos y defendemos una o pocas, como si fuera un tesoro único.
Por lo tanto, no sorprende que Alessandro Fontana, que también fue generoso en todo, como buen padre cristiano, afectuoso de una familia, y también, no menos importante, como un buen Módena, se resintiera cuando encontró la botticella de su vino favorito en la bodega.

   Era un buen vino, envejecido por expertos, y la Fontana lo había dejado de lado para las vacaciones, tal vez para Navidad o para Año Nuevo. Para consumirlo hasta la última gota no fueron los ladrones, ni siquiera algún gourmet. Era su hermana Margherita, que había golpeado el barril casi a diario, para darles un poco de vino a los pobres.

   "Leva y no pongas, cada gran pila estúpida" dice un proverbio, y así, a fuerza de levantamiento, ha disminuido, o más bien se ha vaciado, el barril en el sótano de la casa de Fontana. Esa vez el hermano, que también era generoso, estaba enojado; y Margaret, quien también fue culpable por el bien, tembló. Él oró mentalmente, y tuvo una inspiración rápida. Le pidió a su hermano que la siguiera al sótano, salió, se acercó al barril y ... ¡increíble! - se dio cuenta, y notó al hombre, que el barril estaba lleno otra vez, y el vino tan bueno como antes, si no mejor.

   Margherita Fontana, de Módena, nació alrededor de 1440 y había permanecido joven huérfana. Su hermano, ya casado, la llevó a su casa, y ese acto de generosidad, que continuó durante toda su vida, fue recompensado de acuerdo con el mérito.

   La casa hospitalaria parecía de hecho convertirse en el objetivo de todas las bendiciones del cielo, atraerlas, ya que un pararrayos atrae descargas eléctricas, se necesitaba una antena de alcance conveniente. Y esto se constituyó, en este caso, por las oraciones y las buenas obras de las cuales Margherita Fontana fue una donante incansable.
En su vida ella siguió el sistema infalible de los dos pesos y medidas. Severo consigo misma, generoso con los demás; Exigiendo por cuenta propia, ampliando en nombre del siguiente. Las espinas estaban reservadas para ellos, otros ofrecían rosas.

   Hemos mencionado su caridad hacia los pobres, que a veces incluso ponen en peligro la paz familiar. Se puede agregar que en las obras de la misericordia corporal ella agregó la práctica de la caridad espiritual, la consolación y la enseñanza, la corrección y la conversión. Además del barril inesperadamente lleno, otros episodios prodigiosos, que la vieron como protagonista, se contaron en Módena, donde pasó toda su vida, 73 años, hasta 1513, y rica hasta el final de las buenas obras, y de bendecir los frutos.

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 (Parroquia San Martín de Porres)