BEATA MARGARITA DE
CITTA DI CASTELLO
13 de abril
1320 d.C.
Nació en Matelo o Metola, Umbría: era ciega, enana,
jorobada y con una cojera permanente. Sus padres rehusaron verla, y
finalmente la recluyeron en una celda adjunta a una iglesia, con la
esperanza de que muriera allí. Margarita no murió. En un
intento desesperado por encontrar una cura, su madre persuadió a
su padre para que la llevaran a la tumba del franciscano Giacomo de
Cittá di Castello que producía milagros. Cuando Margarita
no sanó, sus padres la abandonaron en la tumba, y allí
fue recogida por un matrimonio también pobre, quiénes
para poder mantenerla la llevaron de una casa a otra, llegando a ser la
"mascota" de toda la ciudad, y todos los que la cuidaban
recibían bendiciones, así las monjas de un convento de
clausura: de la Orden de Penitencia de Santo Domingo, corrieron la voz
que si ella ingresaba en el convento, recibirían algún
beneficio, ella aceptó encantada pues era lo que quería.
Pero la caridad interesada de las monjas no recibió las
bendiciones esperadas y Margarita recibió malos tratos y
calumnias, de manera que tuvo que salir del monasterio.
Tuvo como director
espiritual a un dominico, que por su consejo se hizo Terciaria dominica
y se dedicó a la oración y las buenas obras. A pesar de
su ceguera, nada impidió que enseñase a los niños,
visitase a los enfermos y a los presos a los que animó. Fue
admirada por toda la población y tuvo gracias místicas.
Murió en olor de santidad en Cittá di Castello. Pablo V confirmó su culto en 1609.