BEATO LIBORIO WAGNER
9 de diciembre
1631 d.C.
Nació en
Mülhseusen, en la diócesis de
Würzburgo en el seno de una familia luterana. Estudió
humanidades en su pueblo
natal, con 20 años realiza estudios superiores en Leipzig, Gotha
y Estrasburgo,
consiguiendo el magisterio en 1617. Era un joven inteligente y muy
responsable.
Con 28 años,
ejerció el magisterio y
permaneció soltero. En 1622, y en Würzburgo entró en
contacto con los jesuitas,
por cuyo influjo se convirtió al catolicismo, abandonando
previamente
secretamente la casa paterna y fue ordenado sacerdote en 1625.
Trabajó primero
en Hardeim durante un año
como coadjutor, y en 1626, es trasladado a Altenmünster-Sulzdorf
como párroco,
cargo que conservará hasta el fin. Como párroco se
mostró celoso por el bien de
sus feligreses muchos de ellos alejados de la fe; procurando atraer a
muchos al
catolicismo.
La guerra de los
Treinta Años hizo muy
difícil su ministerio pues hizo que se agravaran las tensiones
entre católicos
y protestantes a nivel del pueblo. Su condición de luterano
converso le hacían
particularmente odioso a la facción protestante. Tuvo que pasar
a la
clandestinidad, pero fue detenido en 1631 y llevado al castillo de
Mainberg,
donde fue torturado para que renegara del catolicismo. Se mantuvo
firme. Sacado
del castillo y llevado al río, fue sometido a terribles
tormentos. Con un
martillo le machacaron los dedos, las manos, los brazos. Le atravesaron
con
pinchos los pies... Junto al río recibió un tiro que lo
dejó maltrecho y luego
un soldado lo remató con la espada. Su cadáver fue
despojado de las ropas
eclesiásticas para que no fuera reconocido y arrojado al
río. Recuperado fue
llevado a la parroquia de Heidenfeld donde está enterrado.
Ya desde hacía
tiempo,
con la afluencia de devotos, venía creciendo el culto al
valiente campeón de la
fe católica en Alemania; pero es en 1931, tres siglos
después de su muerte,
superadas todas las dificultades ideológicas e históricas
que se interponían,
cuando se introduce la causa de beatificación, que
concluyó con una ceremonia
solemne que lo eleva al honor de los altares como beato, el 24 de marzo
de
1974, por SS el papa Pablo VI.