Nació en
Gainche (Perugia), en el seno de una familia de campesinos acomodados.
Ingresó en los franciscanos y vistió el hábito el
19 de marzo de 1751 en el convento de San Bartolomé de Civitola.
Ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1757, fue profesor de
Filosofía y Teología y misionero apostólico para
los Estados Pontificios. Su constante amor al saber se aprecia por sus
manuscritos. En todas sus misiones eran característicos los
«despertadores», que tenían como misión
despertar a los que vivían en pecado. Después de una
impactante predicación organizaba entre la población
actos penitenciales. Los frutos apostólicos fueron abundantes.
Dentro de la Orden
de los Hermanos Menores fray Leopoldo desempeñó
importantes oficios: fue guardián, custodio de Provincia y
Ministro provincial de la Umbría. Instituyó los retiros
sacros de desierto en el monte Luco. Durante la invasión
napoleónica fue obligado a renunciar a su hábito y a
aceptar una parroquia aunque tenía 77 años. Al caer el
gobierno napoleónico, Leopoldo pudo retornar a su retiro, pero
gozó poco de la paz del retorno: ya enfermo y sin fuerzas por la
ancianidad, murió el 2 de abril de 1815. Tenía 83
años. Fue beatificado por León XIII el 12 de marzo de
1893.