HISTORIA DE LA IGLESIA
La época dorada
del año 180 al 381 d.C.



   En el siglo III la Iglesia primitiva se había ido convirtiendo en una gran Iglesia. Los cristianos se reunían, bautizaban, determinban los lugares destinados a la oración y estudiaban las Sagradas Escrituras. Se ayudaban los unos a los otros, viajaban e iban formando una comunidad tan numerosa y compacta, que el Imperio conideró amenazada la religión pagana.

   Gracias a la labor misionera de los Apóstoles y de los primeros cristianos, la Iglesia se extendió rápidamente por Asia, África y Europa. Roma, la ciudad del Papa, se convirtió en la comunidad más importante de toda la cristiandad.Por otra parte, durante los siglos III y IV las religiones paganas entraron en crisis: no satisfacían las profundas exigencias de verdad que animaban a los contemporáneos. En cambio, el cristianismo, impulsado por el Espíritu Santo y siguiendo las enseñanzas de Jesús, predicaba un amor nuevo, por el cual todos eran hermanos. La organización de la Iglesia era muy sencilla: disponía de lugares comunes para orar; cada comunidad tenía un jefe, el Obispo, con el cual colaboraban los sacerdotes y los diáconos.

   Los no-cristianos se admiraban mucho de la concordia y amistad reinantes en aquellas comunidades nuevas. Aunque a veces no era fácil, los cristianos procuraban la unidad y ser útiles los unos a los otros, en nombre de la misma fe en Jesús. Esto los hacía diferentes de todos los demás. La difusión del cristianismo y la íntima unión de los cristianos entre sí provocaron el odio de algunos, que lanzaron graves acusaciones falsas contra los cristianos. Los emperadores romano llegaron a perseguir sin compasión a los cristianos, muchos de los cuales dieron la vida por su fe; son los mártires de la primitiva Iglesia. Pero, a pesar de las persecuciones, los fieles seguían practicando la ley suprema del amor, amando a todos por encima de la simpatía o de la alegría del momento o del ímpetu meramente sentimental. Estaban convencido de que Dios los amaba como Padre y de que ellos debían esforzarse en amarlo como hijos. De esta verdad tan sencilla provenía el amor de los unos a los otros, por encima de todo.

   Tertuliano era africano. Nació en Cartago de padres paganos. Se convirtió al cristianismo y fue ordenado sacerdote. Era muy culto y puso su cultura al servicio de la Iglesia. Pero con el tiempo adoptó una actitud demasiado severa: no admitía que la Iglesia estuviera dispuesta a perdonar a los que habían cometido pecados.

   Tertuliano nació hacia el año 160. Aún de joven, su espíritu buscaba la verdad. Ejerció su profesión de abogado en Roma, donde se convirtió al cristianismo por el heroísmo de los mártires. Hacia el año 200 volvió a Cartago y fue ordenado sacerdote. Discutía con los herejes y deshacía sus falsas razones. Fue un fogoso defensor del Cristianismo, de palabra y con libros. Pero fue excesivamente riguroso con aquellos que habñian pecado en alguna forma. Le faltó humildad para aceptar aque la Iglesia podía y quería perdonar a los pecadores arrepentidos. Entonces se separó de la Iglesia.

   El mismo Tertuliano escribió una de las narraciones más hermosas de aquella época: la historia de una joven madre, Perpetua, arrestado con otros cristianos en Cartago. Los funcionarios imperiales querían obligarla a que adorara a los dioses paganos, pero Perpetua prefirió la muerte, a pesar de las súplicas de su padre anciano. Cuando llegó el día del proceso, el papá le decía a Perpetua: "Hija mía, ten piedad de mis canas. Piensa en tus hermanos, en tu madre, en tu tía, en tu hijo, que no podría vivir sin ti. Cambia tu decisión y no hagas sufrir a toda la familia". Pero Perpetua se mantuvo firme y se declaró abiertamente cristiana.

   Por este mismo tiempo, hubo un gran maestro en Alejandría (Egipto), que se llamó Orígenes. Nació hacia el año 185 en Alejandría, en el seno de una familia cristiana. Su mismo padre murió mártir. Dio clases abiertas de doctrina cristiana. Estuvo en contacto directo con filósofos paganos y con fieles cristianos. Así, se relacionó con cristianos de diversas ciudades. Durante un viaje a Jerusalén fue ordenado sacerdote. Al regresar a Alejandría, dirigió la escuela teológica de esta ciudad. Sus escritos son inmensos y en ellos trató de explicar la Biblia a sus discípulos, a quienes pedía que la meditaran diariamente.

   En este periodo la Iglesia comenzó a elaborar su calendario, en el cual recordaba los momentos más importantes de la vida de nuestro Señor Jesucristo y de los Apóstoles. Se organizó primeramente la liturgia del tiempo de Pascua, de Navidad, la fiesta de la Epifanía, Pentecostés y otras fiestas importantes que todavía hoy celebramos.

   Después del año 200, la Iglesia empezó a elaborar su calendario de acuerdo con las etapas más importantes de la vida de Nuestro Señor y de los Apóstoles. De esta manera, se organizó también la liturgia, es decir, la celebración del culto a Dios. Entre el siglo III y el IV se comenzó a estructurar un periodo "pascual", es decir, un periodo en que la Iglesia conmemora con particular atención la resurrección del Señor. Este periodo se convirtió en el centro del año litúrgico. Durante los cincuenta días siguientes a la Pascua, la Iglesia manifiesta su alegría. La primera semana después de Pascua se dirige especialmente a los nuevos bautizados. El día qn que terminan las conmemoraciones pascuales tiene una importancia particular, y hacia el año 340 se convirtió en el día de Pentecostés (número 50): es la fiesta de la venida del Espíritu Santo sobre la Santísima Virgen y los Apóstoles. Diez días antes de Pentecostés, cuarenta después de la Pascua, se recuerda la Ascensión del Señor, que sucedió poco antes de Pentecostés, y que nos recuerda que Cristo no nos ha dejado solos, sino que envía a su Espíritu para asistir en todo a su Iglesia.

   Desde mediados de diciembre hasta el 6 de enero los cristianos viven un periodo de gran alegría. Allá por el año 336, la Iglesia comenzó a conmemorar el nacimiento de Jesús, la Navidad, y la visita de los Magos, es decir, la Epifanía. Además de estas fiestas, se celebraban las conmemoraciones de los mártires y de los Santos y cada comunidad recordaba con especial devooción a sus propios mártires: entonces se celebraba el sacrificio eucarístico sobre sus tumbas. Los cristianos se esfuerzan por imitar a sus Santos y saben que ellos son sus intercesores en el Cielo.

   La nueva vida iniciada con el bautismo condujo a los Cristianos a buscar la serenidad en las persecuciones y a permanecer dispuestos para el martirio, a entregarse totalmente al servicio de Dios y de la Iglesia y a ser generosos con los hermanos necesitados, especialmente con los más débiles, como eran los niños, los enfermos y los ancianos.

   Los cristianos del siglo III representan una realidad digna de tenerse en cuenta. El mundo observó con curiosidad y admiración su crecimiento y organización. Los emperadores romanos llegaron a pensar que los cristianos eran un peligro para el Imperio. Los cristianos, por su parte, se dieron cuenta de que habían nacido a una nueva vida. Hay muchos escritos contemporáneos que reflejan la importancia del rito que los hacía nacer a esta nueva vida, el bautismo. Esta nueva vida iniciada en el bautismo estaba dirigida por Jesús, que era el camino. El cristiano debía mantenerse fiel a esta nueva vida, cuidarla y enriquecerla. De ahí procedían dos actitudes.

   Primera. El cristiano podía ser conducido al martirio para demostrar su fidelidad a Jesús, ante enemigos que no dudaban en matarlo. El martirio era muy frecuente en la Iglesia del siglo III. En el acto de dar la vida por Jesús los cristianos experimentaban una especial unión con él. Pero los cristianos se ofrecían totalmente también en otras ocasiones: durante las epidemias, cuidando tanto a sus hermanos como a los paganos. Otros renunciaban a su familia para dedicarse al servicio de la Iglesia. Después del siglo III la virgnidad, por la cual se consagraba el cristiano al servicio de la Iglesia, es considerada como una clase de martirio.

   Segunda. La fidelidad al bautismo incluía el amor a los hermanos necesitados: era una forma de comunicar el amor del Padre, recibido en el bautismo. Los cristianos socorrían a los ancianos, a los niños, a los huérfanos, a las viudas, hospedaban a los hermanos que iba de viaje, y enterraban a los muertos. Los esclavos eran considerados como hermanos. Por eso los paganos, viendo a los cristianos, exclamaban, asombrados: "Miren cómo se aman los unos a los otros".

   No todos los cristianos tuvieron valor para enfrentarse con la cárcel y la muerte. Algunos tuvieron miedo y ofrecieron sacrificios a los dioses paganos. Pero se arrepintieron, pidieron perdón a la autoridad eclesiástica, y después de hacer penitencia, fueron recibidos otra vez en el seno de la comunidad cristiana.

   El problema de los cristianos que habían ofrecido sacrificios o incienso a los dioses paganos era muy grave. Algunos, demasiado rigurosos, afirmaban que estos cristianos no podían ser readmitidos en la Iglesia. Por otra parte, el ejemplo de Cristo, que había perdonado a San Pedro, era muy claro. Por eso la Iglesia decidió que aquellos pecadores podían ser recibidos otra vez dentro de la comunidad cristiana. Los rigoristas quedaron fuera de la Iglesia. Los pecadores arrepentidos quedaban sujetos a un largo periodo de penitencias, ayunos y oraciones. Finalmente, el Obispo, imponiendo las manos en la cabeza, concedía el perdón.

   Una de las primeras víctimas durante la persecución del emperador Decio, fue el Papa Fabián, que había sido elegido Sumo Pontífice en enero del año 236. Fue un Papa muy organizador: dividió la ciudad de Roma en siete zonas, con un diácono a la cabeza de cada una de ellas. Organizó muy bien los cementerios cristianos. Su actividad llegó a oídos del emperador. Decio, quien lo declaró enemigo del Imperio. Fabián fue ejecutado el año 250.

   Unos cuantos años después, en 258, pero ya bajo el Imperio de Trajano, Lorenzo, diácono, sufrió el martirio. Los cristianos, que no podían reunirse en ningún lugar, celebraban la Eucaristía en sus cementerios subterráneos (las catacumbas). Presidía la ceremonia del Papa Sixto y le ayudaban algunos diáconos. Sabían perfectamente que si eran descubiertos podían ser ejecutados en el acto. De pronto los soldados romanos se presentaron en el lugar de la ceremonia y ejecutaron ahí mismo el Papa Sixto y a sus ayudantes. Quedó vivo el diácono Lorenzo, encargado del patrimonio de la Iglesia, y los soldados lo interrogaron acerca de los tesoros de la Iglesia. Lorenzo resistió con firmeza y entonces fue literalmente asado sobre unas parrillas. Aquel valiente diácono sabía muy bien que los tesoros de la Iglesia eran sólo los pobres.

   Cipriano fue otro gran defensor de la fe, en África. Era un hombre sabio y brillante y su conversión al cristianismo causó sensación. Entregó todos sus bienes a los pobres y se hizo sacerdote. Cuando murió el Obispo de Cartago, fue elegido por aclamación popular.

   Entre los años 200 y 210 nació Cipriano en Cartago, de una familia rica y culta. Terminados los estudios, se hizo famoso orador y maestro de elocuencia. Su vida era superficial, pero acabó por hastiarse de la corrupción e inmoralidad reinantes. Buscó algo más elevado y se convirtió al cristianismo. Entregó todos sus bienes a los pobres. Su conversión fue un escándalo para los paganos y una maravilla para los cristianos. Se dedicó en cuerpo y alma al estudio de las Sagradas Escrituras. Entonces fue ordenado sacerdote. En 248 el pueblo no dudó en elegir a Cipriano como su pastor.

   Cipriano fue uno de los primeros defensores de la unidad de la Iglesia bajo la autoridad del Sumo Pontífice de Roma. Consultó al Papa sobre el problema de los cristianos que han ofrecido sacrificios o incienso a los dioses paganos. Llamó a la Iglesia romana: "Cátedra de Pedro, Iglesia principal, de la que surge la gran unidad sacerdotal". Afirmó que el fundamento de la unidad se encuentra en Pedro. Sin embargo, en algunos casos escabrosos Cipriano defendió con ardor sus propias opiniones.

   Durante los años 257-258 la Iglesia sufrió una ruda persecución. Se obligaba a los cristianos a ofrecer sacrificios a los dioses romanos, se prohibía la reunión en las catacumbas y la celebración de la liturgia. Los caballeros romanos eran despojados de sus bienes. Cipriano permaneció junto a su pueblo. El cónsul Galerio Máximo le preguntó: "¿Eres tú el cabecilla de esta gente sacrílega?" Cipriano respondió: "Sí lo soy". Cipriano se arrodilló, oró y fue decapitado.

   Algunos lugares donde los cristianos se reunían a orar en esta época, han llegado hasta nosotros: los más conocidos son "las catacumbas", donde los cristianos enterraban a sus muertos y oraban. Adornaban los lugares del culto y los cementerios con pinturas y representaciones muy primitivas. Así nació el arte cristiano.

   Las casas donde inicialmente se reunían los cristianos eran ya insuficientes, porque el número de creyentes había aumentado mucho. Entonces se habilitaron "las casas de la Iglesia", sitios especialmente dedicados a la celebración de la Eucaristía.

   Los cristianos comenzaron a tener sus cementerios propios (llamados "catacumbas" desde el siglo IX). La catacumba más antigua es la de San Calixto. Las catacumbas están formadas por los largos túneles excavados en diversos niveles. En los muros de los túneles se excavaban las tumbas, en cuya tapa se inscribía el nombre del difunto, a veces su edad y algún símbolo cristiano. Las inscripciones funerarias expresan afecto por los difuntos y alabanza a Dios, que resucita a sus fieles para conducirlos a la gloria.

   Durante algún tiempo, la Iglesia no quiso utilizar representacines de Dios, por temor de que la gente más sencilla adorara aquellas representacions, y no a Dios mismo. Pero poco a poco prevaleció el deseo de expresar también la fe a través del arte. En "las catacumbas" encontramos los primeros ejemplos del arte cristiano. Los pintores representaron escenas del Antiguo Testamento: Daniel en el foso de los leones, Noé en el arca, Jonás tragado y expulsado por la ballena. Reprodujeron también escenas del Nuevo Testamento: la resurrección de Lázaro. Jesús es representado frecuentemente como el Buen Pastor.

   Pero también se pintaban símbolos: cosas, personas, animales, que representaban otras cosas. Uno de los símbolos más utilizados era el pez, que significaba a Jesús. Otro símbolo era una barca, que representaba a la Iglesia, que lleva a los fieles al puerto del Reino de los Cielos. La paloma era un símbolo muy extendido y con muchos significados: el Espíritu Santo, la Iglesia y las almas, que debían elevarse hacia Dios.

   Gracias a la paz y al entusiasmo de los Cristianos en la proclamación de su fe, las misiones consiguieron grandes éxitos a lo largo del Oriente. También en Occidente se dieron muchas conversaciones: encontramos cristianos entre los iberos de España, los germanos en Alemania, y en Inglaterra.

   El año 300 la Iglesia había llegado muy lejos. En Oriente el centro del movimiento misionero era Alejandría (Egipto). El cristianismo se difundió por todo Egipto y Arabia septentrional. Antioquía, en la costa de Siria, era ya un centro misionero, pero todavía más activo. Los esfuerzos de evangelización se extendieron más allá de los límites del Imperio Romano, y llegaron hasta la India. En el Asia Menor (Turquía) florecieron numerosas comunidades en el Ponto, Capadocia, Cilicia y Armenia (en lugares actualmente pertenecientes a Turquía y la URSS). Grecia presentó menor sensibilidad al anuncio cristiano.

   También en Occidente el cristianismo se difundió rápidamente. En Italia la obra de los misioneros fue muy intensa, alimentada por la poderosa comunidad de Roma. En este periodo surgieron comunidades en casi todo el norte de Italia: Ravena, Bolonia, Milán...Y el Cristianismo se difundió también en las islas de Sicilia y Cerdeña. En Francia, el cristianismo conquistó las comunidades de Lyon y Burdeos. En Alemania, se evangelizaron y cristianizaron las tierras de Tréveris, Maguncia, Colonia y Augusta.

   Ya antes del siglo IV encontramos importantes grupos de cristianos en Inglaterra: Londres, York. En España, los primeros grupos cristianos aparecieron junto al mar Mediterráneo, desde donde se fueron extendiendo hasta llegar a la costa del Atlántico: Tarragona, Córdoba, Sagunto, León, Mérida, Zaragoza, contaron ya con Obispo propio.

   En el norte de África el cristianismo se desarrolló intensamente a lo largo del siglo III, de modo que se convirtió en la religión mayoritaria. Se puede calcular que, a principios del siglo IV, de los 50 millones de habitantes con que contaba el Imperio Romano, por lo menos siete millones eran cristianos.

   En el año 312 uno de los pretendientes al trono imperial, Constantino, impulsado por una visión, mandó colocar en el escudo de sus soldados la señal de Cristo, antes de enfrentarse con su rival, a quien venció en el puente Milvio, cerca de Roma. En 313, con el edicto de Milán, Constantino reconoció el cristianismo como religión legítima del estado. El año 324 venció al último rival. Pocos años más tarde trasladó la capital del Imperio a Constantinopla, la nueva ciudad, construida sobre el estrecho del Bósforo (entre Grecia y Turquía por un lado, y el último brazo del Mediterráneo y el Mar Negro por el otro). Constantinopla poseía muchas iglesias cristianas y ninguna pagana. Así surgió en Oriente un Imperio Romano Cristiano que duraría muchos siglos.

   Constantino, enérgico, hábil militar, administrador y legislador, era uno de los aspirantes a ocupar el puesto de emperador romano. Conoció a los cristianos y tuvo oportunidad de tratarlos. En el año 312, estando en Galia (Francia) decidió darle la batalla a Majencio, su rival. Lo venció en Italia septentrional y se dirigió a Roma. Antes de la batalla definitiva, tuvo una visión que le recomendó poner en el escudo de sus soldados el signo de Cristo. Y así lo hizo. El 28 de octubre de 312, sobre el puente Milvio, en las afueras de Roma, Constantino venció a Majencio y quedó convencido de que a Dios y a Cristo les debía la victoria.

   Así, Constantino se convirtió en dueño y señor de Occidente. En febrero de 313, Constantino publicó en Milán el edicto por que reconocía al cristianismo como religión legítima y se les restituían a los cristianos los bienes confiscados (oglesias, cementerios). Los emperadores confiaban en que el Dios de los cristianos seguirian protegiéndolos. Así terminaron las persecuciones contra los cristianos.

   Constantino fue bautizado poco antes de morir, pero ya desde antes se había rodeado de consejeros cristianos y en su legislación encontramos un nuevo concepto de la dignidad de de hombre, propio del cristianismo. El emperador no debía ser considerado ya como Dios, sino como un elegido de Dios, a quien había que tener respeto. Constantino construyó su ciudad "Constantinopla", rica, llena de palacios e iglesias. Fue la nueva capital del nuevo Imperio romano cristiano. (Constantinopla es actualmente Estambul).

   Durante la "paz constantiniana" los cristianos seguían intentando comprender quién era Cristo...Arrio, y con él muchos cristianos, empezaron a dar sus explicaciones: Cristo no es ni hombre ni Dios, sino una criatura semejante a Dios, única, pero que no es Dios. Tampoco es hombre, pues no tiene alma humana. Esto era un grave error, porque impedía alos hombrs esperar la salvación por medio de Cristo. Por esto, muchos Obispos y fieles se opusieron inmediatamente al arrianismo.

   Arrio nació en Libia (África), fue educado en Egipto y ejerció el sacerdocio en Alejandría. Fue un hombre austero y gran predicador. Entre los años 318-319 predicó doctrinas erróneas acerca de Cristo. Sostuvo que Jesús no era Dios, sino una creatura semejante a Dios, capaz de sufrir y llorar. Pero tampoco era hombre, porque no tenía alma....Muchos lo siguieron. Pero también muchos se le opusieron. El Obispo de Alejandría alabó a Arrio por su interés teológico, pero le ordenó retractarse de sus afirmaciones erróneas. Como Arrio se negó, el Obispo lo expulsó de la comunidad, junto con todos sus seguidores. Arrio convocó una reunión de Obispos de Egipto, y ellos también lo expulsaron del seno de la Iglesia católica por hereje pertinaz. Arrio se refugió en Nicomedia (en la costa del Mar Negro).

   Atanasio, nacido en Alejandría en el 295, de padres cristianos, fue el más firme enemigo de Arrio y de sus doctrinas. Su carácter era inquebrantable. De joven conoció a Antonio, el fundador de los monjes cristianos. Recibió una esmerada educación religiosa al lado de Clemente de Alejandría y de Orígenes, de quienes aprendió aprendió el apasionamiento por la verdad, a cualquier precio. Fue ordenado diácono siendo ya adulto y fue secretario del Obispo de Alejandría, precisamente cuando se desarrollaba en la ciudad el problema del arrianismo. Atanasio no dudó: en Cristo la naturaleza humana y la divina están unidas de tal modo, que todo en él es Dios-hombre y todo él es hombre-Dios. Cristo, Dios y hombre, es nuestro Salvador.

   La controversia sobre el arrianismo creció de tal manera, que puso en peligro la vida de la Iglesia y la tranquilidad del Imperio. Por esi, se convocó un concilio de todos los Obispos en Nicea (325). Gracias, sobre todo, a Atanasio, el concilio condenó el arrianismo y estableció que Cristo es verdadero Dios.

   Desde el edicto de Milán (313), la Iglesia experimentó un gran desarrollo: los cristianismo podían rezar en público, se construían  nuevas iglesias, los Obispos eran respetados...Pero surgió un problema: ¿qué valor había que darle al paganismo, que todavía existía en el Imperio?...Algunos cristianos querían acabar por la fuerza con los templos y ritos antiguos. Otros decían que era preferible convencer a los paganos. Finalmente, otros comprendieron que en la tradición pagana existían aspectos positivos, que podían ser útiles para los cristianos.

   Se construyeron nuevas iglesias, aún por iniciativa del emperador Constantino, y fueron llamadas "basílicas". Para adornar estas basílicas, se desarrolló el arte cristiano imperial. Los Obispos adquirieron una dignidad social y fueron tan respetados como lo habían sido los senadores y patricios de la sociedad pagana. El esfuerzo de difundir la fe fue muy importante, y a lo largo del siglo IV el cristianismo se convirtió en la religión de la mayoría del Imperio. Todas las comunidades, encabezadas por su Obispo, se dedicaron a extender el cristianismo; lo mismo hicieron los primeros monjes, que acababan de aparecer en Oriente. Los clérigos y los Obispos eran elegidos por la comunidad. Pero surgió el siguiente problema; durante las persecuciones, sólo los que estaban convencidos formaban parte de la Iglesia; ahora, en cambio, muchos querían entrar en ella para gozar de privilegios.

   El Edicto de Milán de 313 reconocía la libertad de culto para todos; por lo tento, también para los cristianos. En poco tiempo, el cristianismo se encontró en una posición privilegiada. Constantino amaba a la Iglesia, pero nunca quiso legislar en contra de las religiones no cristianas. Pensaba que el cristianismo acabaría imponiéndose por su propio peso y no por la fuerza. Sus hijos, sin embargo, abandonaron la actitud tolerante de su padre.

   Constancio, uno de ellos, prohibió en 341 los sacrificios paganos. Se destruyeron templos paganos y se confiscaron los bienes de los desobedientes. Esto provocó agresiones de parte de los cristianos hacia los paganos. Es cierto que la mayoría de los cristianos no estuvieron de acuerdo con esa actitud y mantuvieron siempre que la conversión al cristianismo dependía totalmente de la libertad humana. Desde esta época, ya tranquila, muchos cristianos se dedicaron al estudio de los sabios paganos.

   La Iglesia se difundió en la ciudades y en el campo. Uno de los Obispos misioneros más extraordinarios fue Martín de Tours. Lo encontramos predicando en una aldea de Galia (Francia). En esta época, la Iglesia se dedicó a evangelizar los medios rurales. Martín de Tours se clonsagró a predicar la religión cristiana a los campesinos de Galia (Francia).

   San Martin de Tours, hijo de un oficial romano, nació en Panonia (Hungría). Hay un gesto que lo ha hecho famoso: un día de invierno encontró en el camino a un pobre, muerto de frío, y dividió con él bautismo y decidió cambiar de vida; dejó las armas y se puso a disposición del Obispo Hilario, quien le ayudó a profundizar en la fe. Se dedicó a orar y vivía en la soledad. Se le empezaron a juntar algunos discípulos que querñian imitar su vida de oración- Fueron las primeras comunidades de monjes en Galia (Francia).

   El año de 371 fue nombrado Obispo de Tours. Siguió conservando una vida de profunda oración, pero se dedicó también a desarrollar la vida de su comunidad: era el guía y maestro del pueblo. Logró convertir al cristianismo a los paganos de la zona rural. Estados individuos eran celtas y daban culto al agua, a los árboles...y tenían pequeños santuarios para orar. Los campesinos defendían sus tradiciones, pero Martín actuó con entusiasmo y energía. A veces exageró destruyendo los santuarios celtas. Martín construía una capilla o fundaba una pequeña comunidad de monjes, que continuaran la obra de la evangelización.

   En Egipto y en Siria algunos cristianos cambiaron totalmente su modo de vivir: dejaron su casa, su trabajo, sus bienes, y la ciudad donde vivían , y se fueron al desierto, con el único deseo de seguir la palabras de Jesús: "Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes, entrega el dinero a los pobres y sígueme". As´´i es como nacieron los monjes.

   Esto sucedió hacia el año 280. Aquellos "solitarios" abandonaban todo para vivir en plena soledad. Vivían en cabañas o grutas. Su única intención era imitar a Cristo. Ellos decían al Señor esta frase que dijeron los Apóstoles a Nuestro Señor: "Hemos abandonado todo y te hemos seguido". San Antonio fue el más famoso de todos aquellos monjes. Un buen día escuchó el pasaje del Evangelio que aconseja dejarlo todo para seguir a Jesús. Fue tanta su impresión, que tomó una gran decisión: abandonó todo, confió su hermana a unos respetables amigos y se retiró al desierto. Ya en el desierto, el demonio le puso tremendas tentaciones para hacerlo abandonar su idea. Muchos jóvenes siguieron su ejemplo y forma de vida. Antonio había nacido en el año 251 y murió en el 356. A los 35 años de edad aproximadamente había comenzado su nueva vida, de suerte que durante unos 70 años vivió haciendo oración, leyendo la Sagrada Escritura y dedicado al trabajo manual. Con aquella vida de meditación y soledad llegó a ser el hombre sabio, consultado por los mismos monjes y toda clase de cristianos. Aun hoy en día San Antonio es venerado como un gran Santo.

   Pacomio inició un movimiento de vida monástica distinto del de Antonio. No quiso que los monjes vivieran aislados, sino reunidos en grandes casas, llamadas monasterios. Cuando se convirtió al cristianismo, Pacomio se fue al desierto para vivir en la soledad, pero pronto se dio cuenta de que su camino era vivir en común con otros monjes. Construyó una gran casa donde se congregarían hombres que tuvieran la misma vocación que él: fue el primer monasterio.

   Fueron tantas las personas que quisieron imitar el modo de vivir de Pacomio, que éste tuvo que construir muchas casas, en las cuales los monjes se ayudaban a seguir el camino que lleva a Dios. Eran como una familia, en la cual cada uno tenía sus propias ocupaciones, pero se preocupaba también por el bien de todos.

   Hacia el año 350 descolló enla Iglesia el Santo Obispo Basilio. Estudió en Constantinopla y después en Grecia, donde entabló íntima amistad con paisano, Gregorio Nacianceno. Volvió a su tierra y fundó muchos monasterios.

   San Basilio el Grande, nació en Cesarea de Capadocia (Turquía), de familia noble y muy cristiana. Gregorio y Pedro, hermanos suyos, fueron Obispos; y Macrina, la hermana mayor, fue gran reformadora de monasterios. El primer maestro de literatura  y religión de Basilio fue  su propio padre. Fue a estudiar a Constantinopla y después, a Atenas. Ahí encontró al amigo de su vida, Gregorio, originario de Nacianzo.

   Ambos influirían muchísimo en la historia de la Iglesia. Después de hacer brillantes estudios, Basilio decidió anabandonarlo todo. Muchos compañeros se le unieron y fundó numerosos conventos, a ejemplo de los de Pacomio, pero haciendo mayor hincapié en el estudio de las Sagradas Escrituras y de otros escritos cristianos.

   Conocido y estimado como fundador y organizador de monasterio, Basilio fue elegido Obispo de Cesarea. Con gran energía se enfrentó al consejero del emperador, que intentaba convencerlo de que se adhiera al arrianismo, herejía que negaba la divinidad y la humanidad de Cristo. Ayudó a los más pobres y les organizó hospicios, hospitales y una cocina donde podían comer los necesitados. Todos los habitantes de Cesarea estimaban y amaban a Basilio.

   Introdujo importabtes mejoras en la oración eucarística de la Misa. El modo de celebrar Misa, solemne y poético, iniciado por Basilio, fue inmediatamente aceptado por todos y todavía en la actualidad es utilizado por los cristianos de Oriente. Murió a los cincuenta años de edad y mereció el título de El Grande.

   Los cristianos, por su parte, seguían profundizando en el conocimiento de Dios. Durante los últimos decenios del Siglo IV se preguntaban acerca del Espíritu Santo. Gregorio Nacianceno (el amigo del alma de Basilio) y Gregorio de Nissa, hermano de Basilio, fueron los principales defensores de que el Espíritu Santo es Dios. En el Concilio de Constantinopla de 381, los Obispos congregados se apoyaron en el Concilio de Nicea y elaboraron el Credo Niceno-constantinopolitano (símbolo de fe nicenocontantinopolitano).

   El Credo de la Misa, tal como se recita hoy, con ligeros cambios, es el aprobado en el Concilio de Constantinopla. Es una profesión de fe tan perfecta, que a lo largo de los siglos, la Iglesia apenas ha modificado la expresión de fe de todos los cristianos de todo el mundo. Estas son sus principales afirmaciones:




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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)