BEATO JUAN MORENO JUAREZ
1936 d.C.
4 de septiembre
Recibió las aguas bautismales
tres días después de su nacimiento en la Iglesia Parroquial
de san José de su pueblo. En el Seminario de san Cecilio de Granada
edificaba tanto a superiores como a seminaristas por su santidad y saber.
En julio de 1916 recibió el presbiterado y regresó a Válor
para celebrar su primera Misa.
Tras ejercer de Coadjutor en Laújar, fue nombrado Párroco
de Benínar. Su sobrina doña Encarnación recordaba que:
«Todos los que le conocieron pueden decir que era un sacerdote amable,
servicial, limosnero. A su casa acudía cada día algún
pobre que comía con él en su misma mesa.»
Al inicio de la Persecución Religiosa lo amenazaron con
una infame carta y el Arzobispo le ordenó refugiarse en su pueblo
natal. Nada más llegar, puso a salvo a la venerada imagen del Santísimo
Cristo de la Yedra. Detenido el cinco de agosto de 1936, gracias a algunos
contactos pudo ser liberado. Pero, el diez de agosto, su sobrina cuenta que:
«Los milicianos que fueron a apresarlo le dijeron que lo hacían
porque iba vestido de sotana, que sabían que era comunista porque
era amigo de los pobres, pero que vestía con sotana. Bajamos hasta
la puerta para despedirlo mi madre, mi tía y yo. Mi tío estaba
muy sereno, se despidió de nosotros diciendo: “No lloréis por
mí”.»
El cuatro de septiembre, junto a seis prisioneros, fue conducido
al cementerio de Berja. Tras martirizar a uno de los presbíteros,
el siervo de Dios se puso de rodillas, enarboló el Crucifijo, perdonó
a sus verdugos y gritó: «¡Viva Cristo Rey!». Uno
de los milicianos, muy impresionado, se marchó de allí diciendo:
«¡Yo no estoy en la muerte de unos santos!». Tenía
cuarenta y cuatro años al recibir el martirio.