BEATO JUAN IBAÑEZ MARTINEZ
1936 d.C.
13 de septiembre
Aunque nació en la
alpujarreña localidad de Fondón, creció en Gádor
donde su madre viuda buscó el amparo de una de sus hijas casada en
esta villa del Andarax. La precariedad económica de su familia hizo
que, desde pequeño, trabajara como barbero. Al sentir la vocación
sacerdotal, ingresó en 1893 en el desaparecido Colegio de san Juan
de Almería que se destinaba a seminaristas sin recursos. Fue ordenado
presbítero el veintitrés de diciembre de 1905 en la Catedral
de Guadix.
Tras colaborar un año en el Seminario Conciliar de san
Indalecio, fue coadjutor de la parroquia de san Roque de la ciudad durante
dos años. En 1909 atendió pastoralmente el Marchal de Lubrín
y, posteriormente, el mismo pueblo de Lubrín. Los siguientes dos años
fue párroco de santa Fe de Mondújar en el valle del Andarax
donde había crecido.
En abril de 1912 tomó posesión de la parroquia
de la Concepción de la Loma de Albox, donde se entregó por
un cuarto de siglo y ejercería un fecundo apostolado. Ardiendo de
caridad para con el prójimo, llegaba a entregar el puchero entero
y hasta sus mismos pantalones. Catequista heroico, no dudaba en ir a los
más recónditos cortijos para anunciar la Fe. En 1916 inició
el movimiento Scouts en Almería. Fundó el primer sindicato
de trabajadores en Albox, situado en el histórico edificio del Hogar
Parroquial de la plaza san Francisco. Venerado por sus hermanos presbíteros,
desde el Vicario Ortega hasta el último de los coadjutores lo tenían
por su consejero. Desde 1921 fue arcipreste de Albox.
Solía decir a sus íntimos: «¡Qué
suerte sí yo muriera mártir!» La Providencia no le negó
esta gracia. Estaba celebrando la Santa Misa en el Taberno cuando estalló
la Persecución Religiosa. Se negó a ocultarse y regresó
a su parroquia. Allí fue detenido y, tras sufrir prisión en
el antiguo Ayuntamiento, trasladado a Almería. Alcanzó la palma
del martirio, a sus cincuenta y ocho años, junto al Siervo de Dios
don José Álvarez Benavides de la Torre.
Sería imposible resumir aquí la magna labor pastoral
de este bendito párroco, tan creativo en su evangelización
como coherente con la Verdad que predicaba. Su figura es todavía hoy
referencia obligada para cualquier albojense por su extraordinaria fama de
santidad.