BEATO JUAN GRANEDIGO
5 de diciembre
1025 d.C.
Era un
noble veneciano, perteneciente a la ilustre familia de los Gradenigo
que, hacia el 978, huyó de Venecia, junto con san Romualdo, el
ermitaño Marino, el beato Juan Morosini y con el dogo san Pedro
Urséolo, directos hacia el monasterio cluniacense de Cuxá
(Cataluña), donde fueron acogido entre los benedictinos del
monasterio. Aquí vivió durante un año la
experiencia monástica bajo la dirección del abad Guarino
y después la experiencia eremítica como discípulo
de san Romualdo en el eremo de Longadera, acanto al monasterio, con una
vida dedicada al trabajo agrícola y a la penitencia.
Por encargo de San
Romualdo, fundador de los camaldulenses, se trasladó junto a
Guarino al cenobio de Ravena. En el 988, san Romualdo regresó a
Italia y encargó a Juan que acompañara al conde de Vich,
Oliba Cabreta, al monasterio de Montecasino porque quería
hacerse monje diciéndole que se quedara con él como su
director espiritual. Juan, poco después decidió
acompañar a Guarino en una peregrinación a Tierra Santa,
pero a poca distancia del monasterio el caballo de Guarino
descabalgó al jinete y le dio una coz a Juan,
fracturándole una pierna, el cual vio en esto la voluntad de
Dios que no debía abandonar Montecasino.
Construyó cerca del monasterio una capilla dedicada a la Virgen,
viviendo como ermitaño; muchos monjes, abades,
eclesiásticos, un futuro papa, estuvieron en su escuela; es
recordado por sus ayunos, su gran virtud, la aversión que
tenía por las murmuraciones. Fue sepultado en aquella capilla.