BEATO JOSÉ
SOLÉ MAIMÓ
1936 d.C.
5 de septiembre
Nació el 21 de
agosto de 1890 en Guardiolada (Lérida)
Profesó el 6 de enero de 1917
Martirizado el 5 de septiembre de 1936 en Tarrasa
Nació el 21 de agosto de 1890 en Guardiolada, población
de la provincia de Lérida, perteneciente a la diócesis de
Vich. Pocos días después fue bautizado en la iglesia
parroquial con las solemnidades prescritas por las leyes
litúrgicas. También recibió el sacramento de la
confirmación.
Sus padres fueron D. Isidro Solé y Dª. Rosa Maimó,
que le educaron cristianamente.
Cuando contaba con 25 años de edad ingresó en la
Congregación en 1915 en Cervera para hacer el postulantado.
Allí mismo el 5 de enero de 1916 tomó el hábito e
inició el noviciado, bajo la dirección del experimentado
P. Ramón Ribera. Al finalizar el año canónico del
mismo emitió la profesión el día 6 de enero de
1917.
Después de la primera profesión continuó en
Cervera con el cargo de sastre, pero también cocinero,
albañil, que era su profesión antes de entrar. El
día 7 de octubre de 1933 fue a la Selva del Campo como ayudante
del cocinero, pero al año siguiente está de nuevo en
Cervera. El 23 de febrero de 1935, tras una breve estancia en Solsona,
volvió a la Selva del Campo, pero temporalmente, como enfermero,
es decir para asistir a los enfermos y ayudar en otros menesteres de la
casa. La razón de este auxilio fue la gripe que hizo presa en
varios individuos de la Comunidad, sin que, por fortuna, hubiera casos
de gravedad. En abril de ese año fue trasladado a Barcelona,
pero perteneciendo a la comunidad de Cervera. El viaje le costó
7 pesetas.
Ya en los informes que enviaba el maestro de novicios se indicaba que
tenía muy buena salud, que su conducta era muy buena. Estas
virtudes se fueron acrecentando con el paso del tiempo.
Los testigos son unánimes al afirmar que tenía muy buenas
condiciones para el trabajo, incansable. Era albañil de
profesión, muy diligente en el cumplimiento de su trabajo.
También era muy servicial, siempre estuvo al servicio de las
comunidades que lo necesitaban. muy sacrificado, piadoso,
sencillo y humilde.
Muy buen religioso, observante de las santas Constituciones y muy
obediente. Tenía fama de santo. Se distinguió por su
recogimiento, su peculiar vida interior y de vida contemplativa.
Habitualmente se encontraba en presencia de Dios.
El estallido de la revolución marxista le sorprendió en
Barcelona. El día 19 salió de la ciudad condal,
escapó con cautela por las vertientes del Tibidabo,
juntándose en el camino con el P. Carlos Catá, que se
encontraba predicando en Sardanyola, y ambos a mediodía del 20
se presentaron en la casa de Sabadell, cuando los últimos de la
comunidad se habían dispersado. Allí estaba el P. Nolla
de guardián, quien les preparó algo de comer.
Al Hermano le colocaron en el domicilio de Dª Crescencia
Viñas, donde estaba el H. Clavería. El H. Solé era
forastero y podía pasar desapercibido, pero se tomaba
precauciones. Así para evitar sorpresas de la Policía, se
deslizaba todos los días al anochecer, valiéndose de una
cuerda, al interior de una casa próxima y deshabitada.
Allí pasaba las noches, y a veces también los
días, cuando las circunstancias así lo reclamaban,
recibiendo la comida por medio de la cuerda.
Pero todas las medidas resultaron vanas. Hacia el mediodía del 4
de agosto, se presentó el mencionado Romans en la calle San Juan
preguntando por su nombre y apellido. El H. Solé pudo escapar,
pues era desconocido a los patrulleros, pero no lo hizo por afrontar el
martirio.
Ahora al ser requerido por la Policía salió de su
escondrijo devotamente con el Rosario en las manos y obediente y en
silencio subió al coche que estaba a la puerta a la voz haz el
favor de venir. Así se lo llevaron preso a la cárcel
donde encontró a los otros miembros de la comunidad.
En la cárcel estuvo un mes, hasta el 4 de septiembre. En todo
este tiempo, como se ha dicho más arriba, llevó una vida
de recogimiento y de preparación próxima al martirio en
medio de ejercicios de piedad y meditación. Ese día, a
las 11,45 de la noche, los anarquistas le sacaron por la fuerza, le
metieron en un coche junto con el P. Puig y los HH. Clavería y
Rafí y les llevaron por la carretera de Castellar hacia Tarrasa,
en cuyo término municipal los fusilaron en la madrugada del 5 de
septiembre de 1936.
En la Partida civil de defunción se atesta que el H. Solé
Maimó falleció en Tarrasa el cinco de septiembre de 1936
y su cadáver fue encontrado en la carretera de Castellar,
término municipal de esta ciudad, a consecuencia de una
hemorragia cerebral. Fue sepultado en el cementerio de esa ciudad.