BEATO JOSÉ SANCHEZ MEDINA
17 de octubre
1936 d.C.
De sus 10 años de sacerdocio,
excepto el primero que trabajó de oficial en la secretaría
de cámara del obispado, el resto lo pasó en Cartagena de organista
de la iglesia de la Virgen de la Caridad. Puso a la Salve una música
preciosa, y muy adecuada al gusto de la ciudad, tanto que se conoce como
“Salve cartagenera”. Cartagena le dedicó una calle. Su apostolado
con los jóvenes estaba ligado a su magnífica formación
musical y literaria. Se conservan 36 artículos publicados en El Eco
de la Milagrosa, la mayoría con una forma original de catequesis,
son cuentos deliciosos y amenos con una moraleja muy cuidada dentro del proyecto
de formación de los jóvenes. Uno de esos jóvenes, que
fue sacerdote, conserva este recuerdo: “Era el centro de donde irradiaba
un celo en el que a todos nos encendía, y en el que convergían,
sin darse él mismo ni nosotros cuenta, los afectos dulces que hace
brotar la caridad cristiana”. Para los niños escribe pequeñas
obras de representación escénica, mediante las cuales memorizan
el catecismo o profundizan en el conocimiento de las virtudes cristianas.
MARTIRIO: Apresado el párroco y asaltado el templo, D.
José optó por acogerse en su casa paterna de Archena, dejando
enteramente la suerte de su vida en las manos de Dios. En su pueblo no tardó
en desencadenarse la persecución contra él. Fue obligado a
trabajar como peón en las obras de construcción de un edificio
escolar, junto con los demás sacerdotes del pueblo. Tuvo que sufrir
las burlas y befas de la hez del pueblo, que allí se congregaba de
propósito, para gozarse en la humillación de aquellos sacerdotes.
Las obras finalizaron el 16 de octubre. Pensando que después le iba
a ser más difícil D. José se confesó con otro
sacerdote mientras trabajaban.
El mismo día, ya anochecido, dos milicianos conocidos
se presentaron en la casa de D. José con la orden de que fuese a cobrar
sus jornales. Su padre, no quiso dejarle solo. Y se llevaron a los dos al
cuartel general de la CNT. Allí se les unieron otros dos sacerdotes
y un seglar. De madrugada mataron a los tres sacerdotes y a los dos seglares
junto a la venta de Picolo, y los dejaron tirados en el camino. Era el día
17 de octubre de 1936. El padre de D. José les dijo: “Matadme a mí
primero”. No quería ver morir a su hijo. Lo hicieron al revés,
mataron primero al sacerdote, para hacer sufrir más a su padre. Los
restos mortales de D. José Sánchez Medina reposan en la iglesia
de S. Juan Bautista de Archena, cerca de una bella imagen de la Virgen Milagrosa,
desde el 16 de octubre de 1944.