BEATO JOSÉ
PUGLISI (PINO)
1993 d.C.
15 de septiembre
Pino
nació en el barrio Brancaccio de Palermo (Sicilia, Italia). Hijo
de un zapatero y de una costurera. En 1953, ingresó al seminario
diocesano de Palermo a los 16 años de edad y a los 23
años, en 1960, fue ordenado sacerdote en la Iglesia-Santuario de
la Virgen de los Remedios. En 1961 fue nombrado vicario cooperador de
la parroquia del Salvador en el barrio Settecannoli, limítrofe
con Brancaccio y en noviembre de 1964 empezó a trabajar
también en la cercana iglesia de San Juan de los Leprosos en
Romagnolo. Desde 1962 fue confesor de las hermanas Hijas de Santa
Macrina. Además desde 1963 fue profesor en varios colegios e
institutos. En 1967 fue nombrado capellán de la escuela para
huérfanos "Roosevelt" de Addaura y en 1969 fue nombrado
vicerrector del Seminario Menor Archidiocesano.
Desde los primeros años de su labor como sacerdote
cuidó a los jóvenes y tuvo interés en las
problemáticas sociales de los barrios marginados de la ciudad.
Prestó atención a los trabajos del Concilio Vaticano II y
difundió enseguida, entre los fieles, los documentos, con
especial cuidado a la renovación de la liturgia, a los
documentos de los laicos, al valor del ecumenismo y de las iglesias
locales. Su deseo siempre fue el de encarnar el anuncio de Jesucristo
en el territorio, haciéndose cargo de todos los problemas para
hacerlos propios de la comunidad cristiana.
En octubre de 1970 fue designado párroco de
Godrano, un pequeño pueblo de la provincia de Palermo afectado
por una sangrienta lucha entre familias, donde se quedó hasta
1978, logrando reconciliar a las familias destrozadas por la violencia
con la fuerza del perdón.
El octubre de 1980 fue nombrado vicedelegado regional del
Centro de Vocaciones y desde el 5 de febrero 1986 fue director del
Centro Regional de Vocaciones y miembro del Consejo Nacional. A los
estudiantes y a los jóvenes del Centro Diocesano de Vocaciones
dedicó largos años con mucha pasión y, a
través de unos “campi-scuola”, realizó un camino
formativo ejemplar desde el punto de vista pedagógico y
cristiano. En Palermo y otras partes de Sicilia fue animador de
numerosos movimientos como “Presencia del Evangelio”, "Acción
Católica", “Equipe Notre Dame” o “Caminar Juntos”. Desde 1990
desarrolló su ministerio también en la “Casa de la Virgen
de la Acogida” en Boccadifalco, obra del cardenal Ernesto Ruffini, en
favor de mujeres jóvenes y madres en dificultad.
Don Pino Puglisi, “el sacerdote de la sonrisa”
vivió una intensa vida espiritual hecha de escucha a la Palabra
de Dios, de oración, de referencia constante a la
Eucaristía que celebraba cotidianamente y de un gran apostolado
de promoción humana, teniendo como referencia constante el
anuncio del Evangelio.
En 1990 fue nombrado párroco de San Gaetano, en
Brancaccio, y en octubre de 1992, y tres meses después, en enero
de 1993, inauguró el hogar para niños "Padre Nuestro" de
Brancaccio, para rescatar a los menores de la mafia. En poco tiempo, el
hogar se convirtió en el punto de referencia para los
jóvenes y las familias en la comunidad. El Padre Puglisi fue un
férreo defensor de los niños de Palermo usados por la
mafia siciliana para distribuir heroína y otras drogas. "No
tenemos que callar", decía don Pino a los parroquianos
más timoratos.
La iglesia de Padre Puglisi era una Iglesia que se
hundía en la realidad del territorio y de sus necesidades. Como
párroco deseaba la liberación y la promoción de su
pueblo. Don Puglisi propuso además un nuevo modelo de parroquia.
Entre sus iniciativas se recuerdan la solicitud de servicios sociales
en el barrio y una escuela secundaria. Logró en parte sus deseos
a través de manifestaciones, de contactos con el Estado, de
protestas civiles. Todo esto ocurrió bajo la luz del sol, lejos
del altar, con gestos que por su visibilidad no pasaron desapercibidos
y que tuvieron efectos desestabilizadores para los equilibrios mafiosos.
Su compromiso obstaculizó los planes de la mafia.
Se enfrentó a la mafia con determinación, incluyendo el
rechazo de cualquier donativo de procedencia dudosa y el retiro en las
fiestas patronales de los puestos de honor de los que tradicionalmente
se habían apropiado los líderes mafiosas. Logró
establecer entre los padres de familia la esperanza de que
podían aspirar a cultivar una sociedad de bien encarando las
inercias siniestras y recuperando los espacios públicos para el
bien de todos. Por ello padeció amenazas e intimidaciones.
Don Pino propuso en su barrio, un modelo de párroco
que no gustaba a los capos mafiosos, que preferían el modelo
tradicional del “cura de sacristía”. En cambio, el Padre Puglisi
eligió salir de la sacristía y vivir los problemas de la
calle, los riesgos, las esperanzas de su gente.
"Nuestras iniciativas –decía– y las de los
voluntarios deben ser un signo. No es algo que pueda transformar
Brancaccio. Ésta es una ilusión que no nos podemos
permitir. Es sólo un signo para proveer otros modelos, sobre
todo a los jóvenes. Lo hacemos para poder decir: dado que no hay
nada, nosotros queremos remangarnos la camisa y construir algo. Si cada
uno hace algo, entonces se puede hacer mucho".
La mafia lo declaró enemigo y lo
ejecutó frente a su iglesia solo nueve meses después de
inaugurar el hogar y el mismo día en que cumplía 56
años, al estilo mafioso, como «lección» para
quienes intenten resistirse al clan. La gente pasaba a su lado
mientras se desangraba, sin atreverse a ayudarlo, pues la Mafia lo ve
todo. Ninguna autoridad civil asistió a sus funerales. Sus
restos están enterrados en la catedral de Palermo.
Su actividad pastoral fue constituida como el móvil del
homicidio, por este motivo, numerosas voces se levantaron pidiendo el
reconocimiento del martirio.
En su visita a Palermo, en octubre de 2010, el Papa
Benedicto XVI recordó a Don Pino y lo propuso como modelo para
los sacerdotes de Sicilia. En recuerdo de su empeño pastoral,
son innumerables las escuelas, los centros sociales, los centros
deportivas, las calles y las plazas con su nombre en Palermo, en toda
Sicilia y en Italia. Incluso se han realizado conmemoraciones e
iniciativas en Estado Unidos, el Congo y Australia.
Desde 1994, cada 15 de septiembre, aniversario de su muerte, marca el
inicio del año pastoral de la diócesis de Palermo. Fue
beatificado el 25 de mayo de 2013 en el estadio Barbera de Palermo
durante el pontificado de Francisco.