BEATO JOSÉ
BENEDICTO DUSMET
4 de abril
1894 d.C.
Melchor nació en Palermo, en el seno de una familia
aristocrática siciliana, aunque su padre era belga: el
marqués Dusmet. A los 15 años entró en el
monasterio benedictino de San Martín de las Escaleras en
Palermo, donde estudió en su infancia, aunque su padre se
negó a que continuara allí, tuvo que ir al hogar familiar
en Nápoles, donde frecuentó los salones de la alta
sociedad, pero él no se dejó seducir e ingresó en
el monasterio benedictino.
En sus primeros
años como monje se dedicó al estudio y escribió,
en 1836, "Meditaciones filosóficas sobre las ventajas de la
soledad". Hizo su profesión monástica en 1840, y en
1841 fue ordenado sacerdote; ocupó diversos cargos en el
monasterio: cantor, archivero y profesor de Filosofía.
También fue procurador de litigios y cánones. Fue prior
del monasterio de San Severino y Sossio en Nápoles, y a partir
de 1852, del monasterio de Santa Flavia de Caltanissetta,
Nápoles donde realizó una labor de promoción
espiritual y apostolado. Abad del monasterio de San Nicola l’Arena, en
Catania, durante dos años. Fue un hombre de oración y no
permitió transgresiones en la disciplina monástica,
aunque siempre corregía con amor. Su fama de santidad
traspasó los muros del monasterio y mucha gente acudieron a
pedirle consejo. Su caridad para con los pobres fue extraordinaria.
Acudía presuroso donde hubiera una necesidad. Cuando
fueron ocupados los Estados Pontificios ayudó al papa con
generosidad. Y en 1862, hospedó a Garibaldi y a parte de su
séquito.
En 1867 fue nombrado
obispo de Catania, cargo en el que estuvo durante 27 años; en
este ministerio se dedicó a la promoción de la buena
prensa y al apostolado social, destacándose sobre todo, cuando
se desencadenó una epidemia de viruela y el Etna dejó
sentir su presencia con fuertes erupciones; estuvo siempre al lado de
los enfermos, también promovió la vida parroquial y las
instituciones religiosas, especialmente los salesianos, por su gran
amistad con san Juan Bosco. Fue un fiel defensor del beato Pío
IX, y de sus definiciones dogmática. León XIII le
confió en 1887 la misión de reapertura del colegio de San
Anselmo de Roma, esta abadía tuvo la función de formar a
los monjes benedictinos de cualquier parte del mundo.
Cardenal con el
título de Santa Pudenciana en el 1888 por sus "virtudes
episcopales", aunque él habló con el papa León
XIII, para que no le quitara de su diócesis, rechazando el cargo
de nuncio en Madrid. Vivió la pobreza en grado sumo de manera
que cuando se murió no había ni sabana para enterrarlo
porque se había despojado de todo. Vivió como testigo de
la caridad evangélica en tiempos verdaderamente particulares y
de miseria, como en una epidemia de peste. Se le conoce como "el
ángel de Catania". está enterrado en la catedral de
Catania. Fue beatificado por Juan
Pablo II el 25 de septiembre de 1988.