BEATO JORDÁN DE
PULSANO
1152 d.C.
15 de septiembre
Nació en Monteverde (Avellino, Italia), en el seno de una
familia burguesa. Sus padres, cuando era niño, lo confiaron a un
tío que vivía en Benevento para que se cuidase de su
educación. Durante una enfermedad, cuando ya tenía cierta
edad, comprendió los peligros que le acechaban en la escuela;
por esto, recién curado, manifestó su deseo de marcharse;
maltratado por su tío, huyó y se escondió en un
bosque. Fue allí donde lo encontró san Juan de Matera,
que regresaba de Capua. El lo llevó consigo y lo instruyó
en la vida monástica. En ésta el joven hizo tales
progresos, que san Juan lo consideró siempre su más caro
discípulo y en Pulsano lo tuvo como un válido colaborador.
Muerto San Juan en 1139, por unánime consenso
Jordán fue llamado a sucederle. Aceptada la elección como
abad general de la Congregación benedictina reformada de Pulsano
(1139/45/52), no quiso presentarse al rey Ruggero, que había
sido excomulgado por el papa Inocencio II. Reconciliado después
el papa con el rey, Jordán envió a Joel con otros dos
monjes al monarca, que los acogió favorablemente y les
prometió, también en memoria de san Juan, su ayuda y
protección. Con Jordán tuvo nuevo impulso la
propagación de la Congregación de Pulsano; en el 1140
obtuvo del obispo de Troia la iglesia de San Nicolás de Foggia;
al obispo de Piacenza cedió algunos de sus monjes para la
fundación de un cenobio en Ponte sobre el Trebbia. Afirmó
el principio de la unidad y de la dependencia de todos los monasterios
de la Congregación de abad de Pulsano que tenía el
derecho de corrección y de visita sobre todos. El sistema fue
sancionado por los papas. Después de gobernar con
sabiduría y santidad, Jordán murió y pronto fue
venerado como santo. Sus restos son conservados en la iglesia de
Pulsano.