BEATO JERÓNIMO
RANUZZI
11 de diciembre
1455 d.C.
Nació en Sant'Angelo in Vado (Urbino). Antes de cumplir los 20
años, ingresó en los servitas y recibió el nombre
de Jerónimo. Después de hacer la profesión, fue
enviado a la Universidad de Bolonia, donde se doctoró en
Teología. En seguida, recibió la ordenación
sacerdotal y fue profesor en varias casas de estudios de su Orden en
Italia. Al cabo de algunos años, sus superiores le dieron
permiso de retirarse algún tiempo al convento de su pueblo natal.
Jerónimo se
ganó el cariño de todo el mundo. Pronto empezó a
llamérsele "ángel del buen consejo", por la solicitud con
que practicaba las obras de misericordia espirituales y temporales y
por la prudencia con que resolvía las dificultades de todas
clases. Su fama llegó a oídos de Federico de Montefeltro,
duque de Urbino, quien pidió a los superiores del beato que se
lo enviasen como teólogo y consejero. Esa ocupación era
la que Jerónimo menos hubiese deseado, pero la aceptó por
obediencia. No sabemos cuánto tiempo permaneció en la
corte de Federico. Lo cierto es que tuvo ahí tanto éxito
como en el monasterio y llevó a cabo ciertas negociaciones con
la Santa Sede y cooperó en la solución de los asuntos de
Estado con gran satisfacción del duque. Finalmente, el Beato
consiguió regresar a Sant' Angelo.
Antes de morir, reconstruyó el convento de religiosas.
Murió súbitamente. La devoción que el pueblo le
profesaba era tan grande y los milagros que obró fueron tan
numerosos, que su cuerpo no fue sepultado en el cementerio conventual,
sino que fue colocado en un nicho situado sobre el altar, en la iglesia
de los servitas de Sant'Angelo. Su culto fue confirmado en 1775
por Pío VI.