BEATO JAKOB KERN
1924 d.C.
20 de octubre
Francisco Alejandro Kern, nació en Viena, Austria,
el 11 de abril de 1897, provenía de una modesta familia vienesa
de obreros. La primera guerra mundial le impidió bruscamente
proseguir sus estudios en el seminario menor de Hollabrunn.
Una grave herida de guerra convirtió en un
calvario, como él mismo decía, su breve existencia
terrena en el seminario mayor y en el monasterio de Ceras.
Por amor a Cristo no se aferró a la vida, sino que
la ofreció conscientemente por los demás. En un primer
momento quería ser sacerdote diocesano. Pero un acontecimiento
le hizo cambiar de camino. Cuando un religioso premonstratense
abandonó el convento, afiliándose a la Iglesia nacional
checa que se había formado tras la reciente separación de
Roma, Jakob Kern descubrió su vocación en este triste
evento. Quiso reparar la acción del aquel religioso. Jakob Kern
ocupó su lugar en el monasterio de Geras.
Su enfermedad, sin embargo, progresó cruelmente.
Durante la estación de Pascua de 1923 contrajo influenza, sus
heridas de guerra descargaban pus. Como una consecuencia una costilla
debió ser extraida. Debido a su condición debilitada los
doctores tenían que operar sin anestesia. El paciente
soportó el dolor con conciencia llena y incluso se
disculpó al cirujano por causar tanto problema.
Pareció recuperarse después de
una corta estancia en Meran, pero sus pulmones se deterioraron
rápidamente. Su profesión solemne estaba fijada pra el 20
de octubre de 1924, pero una nueva cirugía se programó
para ese mismo día. Al recibir la sagrada comunión el
día preiva a su operación dijo: "Mañana
será mi última sagrada comunión. Yo
celebraré mi profesión solemne en cielo". Murió
durante la cirugía y fue enterrado en Geras cinco días
despues.
El beato Jakob Kern se nos presenta como testigo de la
fidelidad al sacerdocio. Al inicio era un deseo de infancia que se
expresaba imitando al sacerdote en el altar. Sucesivamente, el deseo
maduró. A través de la purificación del dolor,
apareció el profundo significado de su vocación
sacerdotal: unir su vida al sacrificio de Cristo en la cruz y ofrecerla
en sustitución por la salvación de los demás. Fue
beatificado por Su Santidad, Juan Pablo II, el 21 de Junio de 1998