BEATO JACOBO LAIGNEAU
DE LANGELLERIE
1794 d.C.
14 de octubre
Nació en La Flèche (Francia) en el seno de una familia de
clase media. Una vez ordenado sacerdote, fue enviado a Bailleul, donde
estuvo como vicario durante diez años. Posteriormente
ejerció de párroco en La Breyére, pero su salud no
era muy buena y consiguió que le dispensaran de cargos
directamente pastorales y lo trasladaran, en 1789, a la propia capital
diocesana, Angers, como capellán segundo de las carmelitas.
Llegada la Revolución, al no ser funcionario
público, no estaba propiamente obligado a prestar el juramento
constitucional, pero eso no le evitó ser detenido y recluido en
el seminario el 17 de junio de 1792. De allí fue llevado a
Nantes y se libró de momento de la deportación y de haber
terminado en los pontones de Rochefort porque los médicos
certificaron su mal estado de salud. Siguió en prisión
hasta que logró escaparse el 27 de julio de 1793. Se hizo pasar
por carretero y así volvió a Angers donde hizo cuanto
bien pudo. Reconocido el 11 de octubre de 1794 cuando llevaba los
sacramentos a un enfermo, hubo de comparecer ante el Comité, que
lo reenvió al tribunal de lo criminal, que lo sentenció a
muerte alegando como causas no haber prestado el juramento
constitucional y haberse escapado cuando estaba designado para la
deportación. Subió con serenidad las escaleras del
cadalso y recordó que era la víspera de Santa Teresa. Fue
guillotinado en la plaza de Angers. Fue beatificado el 19 de febrero de
1984 por el Papa Juan Pablo II.