BEATO ISIDRO ALONSO PEÑA
14 de diciembre
1936 d.C.

   Sus destinos fueron, Sigüenza (Guadalajara), Teruel y en Madrid, primero la casa provincial y desde 1913 la casa de Capellanes de la calle de Lope de Vega. Solo llevaba unos meses residiendo en Valdemoro el 26 de julio de 1936 cuando fueron despedidos de la casa. Tenía 77 años de edad y 58 de vida religiosa. No se ha encontrado ninguna fotografía suya. De muy buen espíritu. Su vida religiosa, impregnada de abnegación y humildad, fue en el decurso de sus 58 años de vida consagrada llenando su alma de merecimientos, que Dios quiso acrecentara con los sufrimientos y penalidades de los últimos meses de su vida.

MARTIRIO:

    El H. Isidro formaba parte del segundo grupo de religiosos Paúles de Valdemoro, a los que obligaron a ir andando hasta la estación del ferrocarril, caminando con dificultad, porque el sol es abrasador y el camino es de más de un kilómetro.

   En Getafe los condujeron al comité instalado en el colegio de los Padres Escolapios. Al verse presos hacen el siguiente comentario comunitario: “No nos cargan de cadenas como a los santos apóstoles Pedro y Pablo, pero tenemos la suerte de empezar a parecernos un poco a ellos y a los demás apóstoles, padeciendo algo por el nombre de Jesucristo. Esto hace que entremos todos en aquellos lugares con mucho ánimo, sin dar señales de tristeza y abatimiento”.

   En la segunda noche fueron despertados violentamente para ser conducidos a otra prisión, y de nuevo dejan constancia de su actitud martirial: “Teníamos que parecernos algo al Divino Maestro que fue llevado de tribunal en tribunal y a los apóstoles que eran conducidos de cárcel en cárcel y a los mártires de nuestro martirologio paulino que corrieron la misma suerte”. En la cárcel de Ventas ingresan el 29 de julio.

   El H. Isidro Alonso Peña, con la humildad que le caracterizaba, sufrió en silencio los malos tratos y la falta de lo más necesario en la cárcel durante cuatro meses y medio hasta que murió por agotamiento. En los ficheros de la cárcel consta su enfermedad, pero no le aplicaron ningún remedio. Sus últimos momentos se conocen por el testimonio del sacerdote Paúl que le asistió espiritualmente. Dice el P. Manuel Rodríguez en sus memorias: “El 14 de diciembre de 1936, un mes después del P. Teodoro Gómez Cervero, murió también el H. Alonso, en la misma habitación que él. Era la enfermería de la cárcel de Ventas. Murió por agotamiento.... Se fue consumiendo poco a poco y casi sin darnos cuenta dejó de existir. Y añade: Le preparé con la confesión, comunión espiritual y jaculatoria. Me retiré de él creyendo que duraría más tiempo y a la hora de esto falleció”.

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(Parroquia San Martín de Porres)