BEATA IDA DE LOVAINA
13 de abril
1260 d.C.
Nació en Lovaina, hija de un rico mercader de vinos, que
preocupado solamente de engrandecer su fortuna, se contrarió
mucho cuando su hija, de 18 años, que quería hacerse
monja: no le dio permiso y la hizo sufrir mucho. Ida, conocida ya por
su conducta de vida y sus fenómenos místicos, por fin
consiguió convencer a su padre.
Ingresó en las
cistercienses de la abadía de Rossendael (Malinas, Brabante)
donde recibió de Dios carismas extraordinarios. Su vida fue un
camino de imitación de Cristo en sus sufrimientos. Se
dedicó a la oración, a la contemplación y a los
trabajos manuales, entre los que destacaba era en la
transcripción de libros; pero no rechazó jamás
aquellos más humildes, siempre al servicio de sus hermanas.
Gracias a su intercesión se produjeron muchas conversiones.
Se cuenta que su
rostro se iluminaba a veces con una luz celestial, que leía en
los corazones y que despedía un fragante perfume. Lo que
sí parece cierto es que su tumba se convirtió en sitio de
peregrinación, pero las reliquias de la beata se perdieron en
1580.
Debemos reconocer que la biografía de la Beata Ida de Lovaina es
un tanto sospechosa, en parte porque no existe ninguna
confirmación externa de los hechos ahí narrados y
también porque abundan en ella los portentos más
asombrosos.