BEATO HUGO DE BONNEVAUX
1 de abril
1194 d.C.
Sobrino nieto de
san Hugo de Grenoble; ingresó en la abadía cisterciense
de Mezières cuando era muy joven y había renunciado a
toda su fortuna en contra de los deseos de sus parientes. En una de las
cartas de san Bernardo de Claraval, en la que habla de este monje narra
que un día en que le asaltaban terribles tentaciones de volver
al mundo, entró a una iglesia a pedir el auxilio divino. La
Virgen de la Merced se le apareció, le miró con gran
cariño, y le dijo: «Muestra que eres hombre y abre tu
corazón a la fortaleza de Dios. Puedes estar seguro de que
jamás te asaltará de nuevo esta tentación».
Hugo se entregó a penitencias tan severas, que acabó con
su salud y empezó a perder la memoria; pero logró
restablecerse gracias al sentido común de san Bernardo, quien le
envió a la enfermería con instrucciones de que le
atendiesen bien y le dejasen hablar con quien quisiera.
En el 1163, fue
elegido abad de Léoncel y, en el 1169, se trasladó al
monasterio de Buenvalle en Bonnevaux, en el Delfinado, Francia, de
donde fue abad. Poseía singulares poderes de adivinación
y exorcismo; pero se le recuerda porque en el 1177, medió entre
el Papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja logrando la
paz entre ellos. Su antiquísimo culto fue aprobado el 9 de
diciembre de 1903 por San Pío X.