BEATO HERMINIO MOTOS TORRECILLAS
1936 d.C.
13 de octubre
Esta egregia figura del presbiterio
diocesano recibió el Santo Bautismo en la Iglesia Parroquial de Nuestra
Señora de la Encarnación de su pueblo natal el día posterior
a su nacimiento. Sobresalió en el Seminario de san Indalecio de Almería,
centrándose en estudiar las cuestiones sociales según la doctrina
eclesial.
Ordenado presbítero el uno de junio de 1901 en Almería,
entregó las primicias de su sacerdocio a su pueblo natal como Cura
Adscrito. En 1909 fue nombrado Cura Ecónomo de san Sebastián
de la ciudad de Almería. Dos años después, al tomar
posesión de la Parroquia de Vera se presentó de este modo:
« Buscadme donde haya un enfermo que auxiliar, un triste que consolar
y un pobre que socorrer. » Una mortífera epidemia probó
la verdad de sus palabras, recibiendo la medalla de oro de la Cruz Roja Española
y diversos honores municipales.
Párroco – Arcipreste de su pueblo natal desde el dieciséis
de mayo de 1912, durante un cuarto de siglo santificó a sus paisanos.
Para combatir la pobreza y el desempleo fundó el Sindicato Agrícola
Católico y una industria de alpargatería. Con éxito
promovió las vocaciones sacerdotales.
En enero de 1936, ante el beato don Diego Ventaja, profetizó:
« Caeremos muchos, caerán no sólo los mejores, sino los
mejores y los peores. Pero no hay que olvidar las palabras de Jesús
a Pedro: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Vendrá
la Persecución a la Iglesia, pero después vendrá el
resurgir y un nuevo florecimiento. »
Al comenzar la Persecución Religiosa, el veintitrés
de julio, registraron su casa y lo expulsaron del pueblo. Refugiado en el
próximo cortijo de Zelaya, declaró: « Yo he ofrecido
mi vida por la salvación de mi pueblo. » El siervo de Dios,
cayendo nuevamente de rodillas, les contestó: « Pues matadme,
yo no puedo más; pero os perdono todo. » Llevado a la dehesa
de Alfahuara el trece de octubre, repartió sus pertenencias entre
los milicianos y alcanzó el martirio a sus cincuenta y ocho años.