BEATO HERMANO
"CONTRACT"
1054 d.C.
24 de septiembre
Se llamaba
"Contract" porque era paralítico en todo el cuerpo. Nació
en la ciudad de Saulgau (Suiza) y era hijo de los condes de Altshausen.
Eran tan decrépito y contrahecho que, ni siquiera podía
tenerse en pie y, mucho menos, caminar. A duras penas podía
sentarse en la silla fabricada especialmente para él; sus dedos
eran demasiado débiles y deformes para escribir; sus labios y
paladar eran tan informes que pronunciaba con dificultad y resultaba
complicado comprenderle. No se sabe si esta discapacidad le vino de
nacimiento o fue una parálisis infantil. A los siete años
fue enviado a la escuela de la abadía de Saint-Gall donde tuvo
grandes maestros.
Finalizados sus estudios fue enviado a la abadía
benedictina de Reichenau (en el lago Constanza) a los 30 años,
donde ingresó como monje benedictino y fue ordenado sacerdote y
fue profesor de la escuela de la abadía. No creía que su
parálisis le dispensara de trabajar y sus biógrafos nos
lo describen: "agradable, amable, afable, siempre sonriente, tolerante,
jovial, siempre esforzándose... honrado con todo el mundo".
Fruto de estas cualidades fue el amor que todos le profesaron. Y
mientras tanto, este joven valiente, que nunca conoció la
comodidad, aprendió matemáticas, griego, latín,
árabe, astronomía y música. Además
escribió un tratado completo sobre los astrolabios. En su
prólogo podemos leer las siguientes palabras: "Hermann, el
último de los pobres de Cristo y de los filósofos
aficionados, discípulo más torpe que un asno o que una
babosa... decidió, movido por el ruego de muchos amigos,
escribir este tratado científico".
Fue uno de los mayores maestros medievales de
matemáticas y astrología, geógrafo y
geómetra. Sus contemporáneos le juzgaron como "la
maravilla del siglo". Fue capaz de escribir, después de un largo
entrenamiento para domar sus manos y que fueran en consonancia con su
mente privilegiada. Lo que se suponía que era una carga muy
pronto se convirtió en el orgullo del monasterio y su fama
llegó hasta el emperador Enrique III y el Papa León IX,
quienes visitaron Reichenau, respectivamente, en 1048 y en 1049.
Escribió una “Crónica Universal” que
abarcaba desde el nacimiento de Cristo hasta su propia época y
en la que, con una lúcida visión de lo esencial,
recopilaba todas las fuentes halladas en manuscritos y libros
disponibles en el monasterio; también compuso varios himnos a la
Virgen María, entre otros la “Salve Regina” y “Alma
redemptoris mater”, y otros himnos y canciones a san Jorge, santa Afra
y al obispo Wolfgang; introdujo nueva división en el sistema de
las notas musicales, e inventó nueva escritura de las notas
mismas. Se dice que sufrió los desposorios místicos con
María. Fue conocido entre los benedictinos como “Doctor
Marianus”.
Entre sus mejores amigos está el monje Bertoldo,
encargado de ayudarle con las tareas diarias y que fue el testigo de
los momentos cruciales de su vida. Fue a él a quien nuestro
beato confió sus pensamientos en los días de la
pleuresía que lo llevó a la muerte. Bertoldo
escribió sobre él: “Hermanno está lleno de vida..
no porque podía escribir teoría de la música y de
las matemáticas, o porque sabía compilar crónicas
históricas detalladas y leer en tantas lenguas diferentes, sino
por su valor, la belleza de su alma, su serenidad en el dolor, que
estaba siempre dispuesto a bromear y hacer réplicas, la dulzura
de su carácter que lo hizo "querido por todos". (...) Ermanno
nos da la evidencia de que el dolor no significa tristeza, el placer o
la felicidad ".
Fue enterrado en Altshausen, en la iglesia del solar
paterno, pero la mayoría de sus restos se han perdido,
así como la ubicación de su tumba. Solamente se conservan
algunas reliquias en Alshausen y Zurich. Es festejado como “Beato” en
el Calendario benedictino.