1118-1119 d.C.
"Una de las
figuras más conmovedoras de la historia de los Papas" llama
Gregorovius, en su historia de la ciudad de Roma, a Juan Coniolo, viejo
monje de Monte Cassino y Cardenal de Santa María en Cosmedin.
Fue elegido en secreto para impedir la intervención de Enrique
V. Pero el representante del emperador, Cencio Frangipani,
perteneciente a una poderosa familia romana, raptó al Papa y le
encerró en una torre, donde lo sometió a terribles
torturas. El pueblo se rebeló, y Frangipani tuvo que liberar al
Papa.
El emperador vino otra vez a Italia, Gelasio huyó a Gaeta y Gregorio VIII fue nombrado antipapa. Gelasio volvió a Roma, vestido como un pobre peregrino; trató de conseguir el apoyo de sus antiguos partidarios y escapó a duras penas de un segundo intento de los Frangipani mientras oficiaba la Misa. Huyó precipitadamente, y unas mujeres encontraron al soberano Pontífice sentado en un campo, cansado y solitario. Se dirigió hacia Pisa, donde consagró la nueva Catedral, y acompañado por sus fieles Cardenales, marchó a Francia, donde se refugió. Allí presidió un concilio celebrado en Vienne, y poco tiempo después falleció en la abadía de Cluny.
El emperador vino otra vez a Italia, Gelasio huyó a Gaeta y Gregorio VIII fue nombrado antipapa. Gelasio volvió a Roma, vestido como un pobre peregrino; trató de conseguir el apoyo de sus antiguos partidarios y escapó a duras penas de un segundo intento de los Frangipani mientras oficiaba la Misa. Huyó precipitadamente, y unas mujeres encontraron al soberano Pontífice sentado en un campo, cansado y solitario. Se dirigió hacia Pisa, donde consagró la nueva Catedral, y acompañado por sus fieles Cardenales, marchó a Francia, donde se refugió. Allí presidió un concilio celebrado en Vienne, y poco tiempo después falleció en la abadía de Cluny.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)