BEATO GABRIEL OLIVARES RODA
1936 d.C.
21 de diciembre
Nació en Baza, el 10
de marzo de 1888, donde fue bautizado en su Parroquia de San Juan. El 15
de agosto de 1903 vistió el hábito franciscano y el 16 de agosto
del año siguiente profesó la Regla seráfica, haciendo
la profesión solemne el 18 de agosto de 1907. Fue ordenado sacerdote
el 17 de noviembre de 1912, ejerciendo su tarea apostólica en distintos
colegios y centros franciscanos en Cartagena y Cehegín. Al comenzar
la guerra española de 1936-1939 está destinado en Almería.
Desde allí, en la Semana Santa anterior se había trasladado
a Arboleas para predicar.
Se distinguió en su vida por la devoción a la
Virgen en sus diversas advocaciones, sobre todo bajo los títulos de
Virgen de Guadalupe (Patrona de Extremadura) y Virgen de Maravillas (Patrona
de Cehegín). En la coronación canónica de ésta
(1925), el P. Olivares se distinguió por su entusiasmo y celo, componiendo
un devocionario dedicado a la Virgen y que lleva por título "Acuérdate
de tu madre".
"Era devotísimo de la Santísima Virgen", dice
el P. Modesto Vaquero, OFM y compañero del Siervo de Dios en el convento
de Almería hasta que les obligaron a dejar la casa en 1936. De su
vida dicen los testigos que "era un buen sacerdote "; de carácter
jovial, "era un hombre de fe, piadoso y observante de las Reglas de San Francisco
y de gran celo apostólico ".
Subrayan también en su vida la austeridad y prudencia:
"No era engreído ni fanfarrón ni egoísta"; "conocido
y querido en la parroquia por su bondad y amabilidad. Era un hombre de Dios
y transmitía a todos en la predicación y en la confesión
buenos deseos y fuerzas para vivir cristianamente".
Prisión, martirio y fama de martirio
Cuando comenzó la persecución religiosa el Siervo
de Dios se refugió en la casa de una testigo: "Lo que tengo más
grabado en mi memoria es el día en que el P. Gabriel Olivares vino
a nuestra casa con un grupo de compañeros sacerdotes del convento
de los franciscanos, buscando protección porque habían sido
expulsados del convento por los milicianos. Mi madre tenía una casa
de huéspedes y, cuando comenzó la guerra, se convirtió
en el refugio y amparo de muchos sacerdotes y religiosos de Almería".
Pero de allí se fue el Siervo de Dios "porque no quiso ser gravoso
a mi madre ".
Marchó entonces a Arboleas, donde había
pasado la Semana Santa anterior. Su llegada fue en mal momento: estuvo sólo
un par de horas. Era el día de Santiago de 1936. Muy conocido allí
por su reciente estancia predicando, aunque intentó hacerse pasar
por otra persona, fue llamado por el alcalde que le notificó que saliera
de allí cuanto antes. También en esos momentos estaba siendo
expulsado de su propia casa el párroco D. Juan Pardo Lorca, que luego
sobrevivió y cuenta estos incidentes. El párroco "a pesar de
lo crítico de las circunstancias, trató de ayudarle... Él
decidió marchar a Lorca..." y el párroco en aquellos difíciles
momentos le da alimento y algún dinero y le buscó un hombre
bueno para que, en una caballería, le llevase al empalme de la carretera
de Almería a Murcia con la de Baza a Huércal-Overa. El Siervo
de Dios en vez de irse a Lorca, que fue su primera decisión, marchó
a Huércal-Overa.
Estando en Huércal-Overa se refugia en un cortijo". Pero
es denunciado por Francisco Martínez Sánchez, "Regalao", viniendo
a sacarle de la cárcel de esta localidad "el jefe comunista Juan del
Águila, quien le propinó muchos golpes en la espalda y cintura
con la culata del fusil, llevándole así maltrecho, a la prisión
"El Ingenio" de Almería. Era el 10 de agosto de 193672. "Al formar
un día los reclusos (en El Ingenio), pasando revista Juan del Águila
le pregunta: «¿Tú eres el fraile?». Calla el P.
Gabriel; pero ante la insistencia del otro, contesta: «Yo soy fraile».
«Pues apunta en la lista (dice Águila al oficial) al fraile
y a su terciario (Evaristo Pérez Herrada)». Era casi una sentencia
de muerte, ya que eran apuntados para ser llevados al Campo de Viator".
El día 19 de diciembre de 1936 fue conducido a Viator
en una expedición de presos. Durante su estancia en "El Ingenio" coincide
allí con el Hno. Francisco. Este Hno. Francisco comunica al P. Berardo
Zamora OFM que "fue junto con el P. Gabriel Olivares al Ingenio y dormía
a su lado y habló con él; me dijo (el Hno. Francisco al P.
Berardo) que le oía quejarse de noche del dolor que tenía en
la cintura del golpe que le dio Juan del Águila y también le
dijo: «Las tres veces que me he escondido me han cogido; parece que
el Señor me quiere para ser mártir»".
En esta época en que Juan del Águila encerró
en El Ingenio a unos sesenta presos, éste intentó sacarlos
de noche para asesinarlos, "lo que quiso impedir el entonces gobernador civil
de la provincia Gabriel Morón... si bien no logró evitarlo".
A los pocos que quedaron en El Ingenio los condujo al Campamento de Viator
en compañía de unos treinta más donde les obligó
a trabajar en tareas difíciles, tratándolos con dureza. Los
treinta presos fueron llevados a Viator con las manos atadas y en un camión".
Uno de estos treinta llevados al Campamento de Viator es José
González Montoya, que había llegado a El Ingenio el 7 de noviembre
de 1936 y unos días después (a mitad de diciembre) es llevado
al Campamento de Viator con el P. Olivares. Este declarante, que sobrevive
al final de la guerra, es uno de los que dicen que allí, en Viator,
"fue asesinado el P. Olivares".
Otro superviviente de este grupo llevado a Viator es Francisco Taramelly
Morcillo que añade a lo dicho más arriba:
"Que no recuerda exactamente, pero cree que el asesinato del P. Gabriel Olivares
fue antes de Nochebuena, seguramente el 21 o 22 de diciembre".
Este declarante dice que Francisco del Águila (hermano
de Juan) "se presentó en el campamento al menos en dos ocasiones;
que cuando alguno de los detenidos caía enfermo era retirado a la
enfermería, una habitación inmunda, de donde inmediatamente
lo sacaban y lo asesinaban. Así sucedió con el P. Olivares,
franciscano, quien por padecer asma no pudo un día trabajar y a la
madrugada siguiente fue asesinado".
Era el día 20/21 de diciembre de 1936; ya en la madrugada
del día 21. Lo mismo declaran otros supervivientes: Joaquín
Navarro y Juan Espinar Jiménez. Este último dice:
"Cuando un practicante apellidado Lorita curaba al P. Gabriel Olivares, el
Márquez (un miliciano) preguntó al practicante que para qué
curaba a aquél; y en aquella madrugada fue asesinado el P. Olivares".
El Siervo de Dios fue el primero de los que fueron asesinados
en Viator.
"Las muertes después eran celebradas con vino y borracheras.
En una de éstas, el día siguiente a la muerte del P. Gabriel,
se le oyó decir a uno de los asesinos: «¿Qué te
parece lo que decía el fraile? "Perdona a éstos". Y llamaba
a Dios. Mira cómo Dios no vino».
La exhumación de los restos de los cadáveres del
Campamento de Viator se llevó a cabo cuando aún no existía
la Causa General. Por este motivo no consta su identificación; sólo
consta que todos aquellos cadáveres fueron exhumados de Viator y fueron
inhumados en el cementerio de Almería en el Mausoleo de los Mártires
de la guerra civil”, sin previa identificación.
La muerte de este Siervo de Dios en todas sus circunstancias
de prisión y del momento de su muerte, dejan claros los móviles
de odio por motivos de fe en los tiranos y la conformidad y aceptación
del Siervo de Dios que dice a uno de sus compañeros de prisión:
"Parece que el Señor me quiere para ser mártir" y esa paciencia
en el martirio la testifican sus mismos verdugos cuando se burlan de él
recordando cómo invocaba a Dios mientras era asesinado.