BEATO FRANCO LIPPI
11 de diciembre
1291 d.C.
Nació en Grotti (Siena). En su juventud frecuentó malas
compañías y fue su jefe sobre todo en el juego, que era
su pasión dominante; para huir de la justicia se unió a
un grupo de mercenarios y les superó a todos en los
crímenes hasta los 50 años. Dicen que cierto día,
llegó su locura a tal grado, que en un arrebato de ira, cuando
ya había perdido todo, dijo: "Me juego los ojos porque no creo
en el que me los ha dado". Y se quedó ciego y en aquel momento
empezó su camino de arrepentimiento y penitencia.
Marchó en
peregrinación a Compostela, cargado de cadenas y pidiendo
perdón a cuantos encontró a su paso, y dando a conocer
sus muchos pecados para ser despreciado por todo el mundo. En Santiago
recibió la gracia de la vista y el deseo de retirarse a la
soledad y penitencia. Vuelto a Siena fue absuelto por el beato Gregorio
X; después de escuchar un sermón del beato Ambrosio
Sansedoni, decidió recluirse en una celdilla en la que
permaneció cinco años haciendo grandes penitencias. Un
día, estando en oración, tuvo la visión de
María vestida de carmelita que le dijo: "Franco, hijo
mío, quiero que cuanto antes vistas el hábito de la Orden
de los carmelitas, y vivas en adelante para mi servicio, pues te tengo
preparada en el cielo una gran corona". Fue acogido como hermano lego.
Tenía más de 65 años, pero fue capaz de ganarse el
título de santo con el fervor que demostró en su nueva
vida. Está sepultado en el convento carmelita de
Cremona. Algunas veces se lo confunde con el beato Franco de Siena
(Francisco Patrizi), servita, muerto en 1328.
Está sepultado en el convento carmelita de Cremona.
Su vida inspiró el drama San
Franco de Siena de
Agustín Moreto. Su culto fue confirmado en 1670 por el Papa
Clemente X. En la última reforma litúrgica ha
desaperecido su nombre del culto universal de la Iglesia.