BEATO DOMINGO SPADAFORA
21 de diciembre
1521 d.C.
Nació en Randazzo, en el seno de la nobilísima y
antiquísima familia Spadafora, oriunda de Costantinopoli,
llamada así porque tenía el privilegio de llevar la
espada desenvainada en presencia del Emperador. Domingo, despreciando
cualquier humana grandeza, decidido honrar y servir al Señor de
los Señores entró en la Orden de Predicadores, en el
convento de Santa Zita en Palermo, fundado por san Pedro
Jeremías. Enviado a Padua para completar sus estudios, donde se
destacó por sus progresos en la ciencia y en la sólida
virtud. Conseguido el doctorado, y de regreso en su patria, su santidad
y saber no pudieron permanecer escondidos y fue nombrado ayudante del
Maestro General.
En una capillita de
Monte Cerignone, en el estado de Urbino, había una milagrosa
imagen de María por la que los habitantes tenían gran
veneración; deseando edificar allí una iglesia con
religiosos que se dedicasen a la cura espiritual de la población
circundante, pensaron en los dominicos. Se dirigieron al Maestro
General para conseguir que se iniciara una obra tan ventajosa para las
almas y para la gloria María, a la cual la Orden profesa
especial devoción. El proyecto se aprobó, y Domingo fue
elegido para dirigir la nueva fundación. En 1491 surgieron
así la iglesia y el convento del cual Domingo fue guía
hasta su muerte. Para edificación de toda la población,
en la ferviente comunidad florecieron las leyes y el espíritu de
la Orden.
En todo
Montefeltro se lo consideraba a Domingo un santo, y como tal fue
venerado después de su muerte. Fue sepultado en la iglesia
conventual, y en 1545 se encontró su cuerpo incorrupto. Desde
1677 es venerado en la iglesia de Santa Maria in Reclauso en Monte
Cerignone. Su culto fue confirmado exactamente cuatrocientos
años después, en 1921, por el papa Benedicto XV.