BEATO CONTARDO FERRINI
1902 d.C.
17 de octubre
Nació en Milán en el seno de una familia burguesa: su
padre era catedrático de Física. Siendo todavía
muy niño se presentó al prefecto de la biblioteca
Ambrosiana para rogarle que le enseñara el hebreo. Al poco
tiempo ya lo hablaba y escribía. Siguió el estudio del
siríaco y otras lenguas.
El ambiente de Italia no era fácil para llegar a
donde Contardo llegó. El anticlericalismo estaba a la orden del
día. Era cierto que se había unificado Italia, pero el
Papado había sufrido un duro golpe. No era fácil ser
imparcial, saber dónde estaba la verdad y qué era lo
mejor para la Iglesia.
Su tío Buccellati, abad y profesor de Derecho
penal, fue quizá uno de los que más influyeron para que
Contardo se decidiera por la carrera de Derecho. Para ello se
trasladó al colegio Borromeo de Pavía, después
consiguió una beca que le trasladó a Berlín,
volviendo después para impartir Derecho romano en la universidad
de Pavía. Allí le esperaban duras pruebas, pero con su
esfuerzo y la ayuda de la gracia, de todas salió airoso. Ellos
blasfemaban, tenía conversaciones poco honestas... él
huía de ellos, como de una continua tentación, y se
entregaba al estudio y a la oración. Su pureza no se
contaminó jamás a pesar de encontrarse en aquel clima
enrarecido. En el verano de 1881 hizo voto de castidad que
guardó incólume durante toda su vida. No era su
vocación la de religioso, sino la de un laico cristiano.
Fue profesor de Derecho penal en las universidades de
Messina, Módena y Pavía. Era Terciario franciscano,
miembro de la sociedad de San Vicente de Paúl y amigo de
monseñor Achille Ratti (el beato papa Pío IX) que
así nos lo describe: "Era de estatura media, lleno de solidez,
de armonía, de elegancia de líneas; el paso
rápido, pero firme... la pluma siempre presta y llena de
sabiduría; la palabra cuidada y persuasiva; en su rostro, un
aire de simpatía siempre igual, que jamás le
abandonó hasta la misma vigilia de su muerte; pero ante todo,
sobre ese rostro brillaba un resplandor de pureza y de amable juventud.
Su mirada tenía toda la dulzura de la bondad, excelente
corazón; sus ojos, su amplia frente, llevaban consigo el reflejo
de una inteligencia verdaderamente soberana...". Fue modelo de profesor
católico, notable por su "insaciable deseo de oración".
Fue elegido concejal en las elecciones municipales de Milán en
1895 y se distinguió por su compromiso cristiano en la
política, defendiendo la enseñanza religiosa en las
escuelas.
Tenía un temperamento tímido e
introvertido, pero su contacto personal con los alumnos era
entrañable y abierto. Le admiraban todos los que llegaban a
él. Era un enamorado de María y de la Eucaristía.
Todos los días iba a misa antes de empezar a trabajar.
Vivía una auténtica pobreza y hacía signos claros
de una gran caridad. Publicó profundos estudios sobre diversos
temas que fueron muy apreciados por los expertos. Aún ahora le
siguen muchos y aceptan las investigaciones que realizó.
Murió relativamente joven en Suna, en el lago Mayor, de tifus.
Sus restos se encuentras en la capilla de la Universidad
Católica de Milán. Pío XII lo proclamó
Beato en 1947, señalando en él "el modelo del hombre
católico de nuestros días".