BEATO BERNARDO MARÍA DE JESÚS SILVESTRELLI
9 de diciembre
1911 d.C.



   Bernardo María Silvestrelli nació en Roma, en el seno de una noble familia de Toscana. Se le impusieron los nombres de Cesare y Pietro. Asistió al colegio Romano de los jesuitas, mientras que en casa daba clases de música y pintura. De vez en cuando se permitía frecuentar alguna cacería, que le apasionaba. Frecuentó el oratorio, donde maduró su vida espiritual y descubrió el valor del apostolado. En una cacería recaló en el convento pasionista de San Eutiquio y tuvo una conversión radical que resolvió su vocación.

   En 1853, a la muerte de su padre, entró en la Congregación de los pasionistas de san Pablo de la Cruz, pero debido a su salud tuvo que dejar el noviciado pocos meses más tarde. En 1855 recibió la ordenación sacerdotal. Bernardo ejercía el ministerio, pero sentía continuamente la llamada a la vida de consagración en los pasionistas. Después de experiencias pastorales, solicitó de nuevo la admisión en la Congregación y comenzó su segunda experiencia en 1856. Tomó el nombre de Bernardo María de Jesús. En su testamento dejó su considerable patrimonio a los pobres y a las víctimas del cólera de la población de Puerto San Esteban, en Las Marcas. En el noviciado coincidió con san Gabriel de la Dolorosa. 

   En 1857, emitió la profesión, ofreciéndose en holocausto a Jesús crucificado. Escribió “Charlas espirituales”, que vienen a ser sus encuentros dialogados con los jóvenes. En 1865 fue destinado a Roma a la comunidad de la Scala Santa. Desempeño varios cargos: maestro de novicios, superior, consultor provincial y superior general, cargo que ocupó durante 25 años, dando un gran impulso a la Congregación. Fue elegido durante cinco veces consecutivas en una etapa convulsa para la Italia del “risoggirmento”; la prisión del Papa en el Vaticano y en Gaeta, la persecución religiosa, la crisis de los conventos religiosos... San Pío X lo exoneró del cargo, pero expresó el deseo de que se le conservase el título de General "emérito", después de que rechazara varias veces el cardenalato. Se le considera el segundo fundador de la Orden de los pasionistas. Falleció en Moricone a consecuencias de una caída. San Juan Pablo II lo declara beato el 16 de octubre de 1988.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)