BEATO BARTOLOMÉ
MARÍA DAL MONTE
24 de diciembre
1778 d.C.
Nació en Bolonia. Su vocación sacerdotal encontró
la oposición amarga de su padre que deseaba que su hijo fuera
banquero. Su inclinación misionera fue animada por una
reunión con el beato Leonardo de Porto Maurizio quien
confirmó la opción sacerdotal del joven. Recibió
la Ordenación Sacerdotal el 20 de Diciembre de 1749.
El nuevo sacerdote fue
obligado a posponer sus compromisos pastorales durante dos años,
ya que el Vicario General le había pedido que completara sus
estudios. Él los terminó brillantemente ganando un
doctorado en Teología. Después de pasarse sus primeros
años aprendiendo el arte de predicar en la escuela de los
más famosos predicadores de aquel tiempo, Bartolomé
María empezó un extraordinario ministerio de misiones
populares. Se inspiró en las misiones que dió el
célebre jesuita Pablo Segneri. Su actividad no se limitó
a las parroquias de Bolonia: a pesar de salud delicada, él
celosamente invirtió todos los 26 años de su vida
generosa sacerdotal predicando en por lo menos 62 Diócesis, en
centenares de misiones populares, retiros Cuaresmales y ejercicios
espirituales para el clero, religiosas y el pueblo laico, realizando
milagrosas conversiones y provocando muchas reconciliaciones grupos
antagónicos. Cuando las consecuencias dañinas de ciertas
ideas influenciadas por el jansenismo se estaban extendiendo, las
"misiones" se volvieron talleres intensivos de instrucción
religiosa con evangelización sistemática para todos los
creyentes.
Llegó a ser
conocido como "el misionero de la discreción". Su vida se
modeló en el ministerio del propio Cristo: intransigente en la
proclamación de la verdad pero dando la bienvenida y
misericordia a los pecadores. Como un sacerdote entregado totalmente a
Dios se dedicó a la salvación de almas, y era muy devoto
a María, Madre de Misericordia. Fundó la Obra Pía
de la Misión. Recorrió Italia central en el ejercicio de
su ministerio, haciendo un gran bien espiritual. Escribió obras
de contenido religioso, y dando a conocer en una de ellas su
método misional. Tenía una gran austeridad de vida y
penitencia corporal.
Agotado por sus
incesantes labores apostólicas, durante su última
misión, dos meses antes de su muerte, exclamó
proféticamente: "Voy a morir en Bolonia en Nochebuena".
Murió en Bolonia a los 52 años. Toda Bolonia lo
lamentó profundamente. Desde 1808 sus restos mortales han
descansado en la capilla de Nuestra Señora de Paz en la
Basílica de San Petronio en Bolonia.