BEATO BARTOLOMÉ
FANTI
5 de diciembre
1495 d.C.
Natural de Mantua. Sus
padres le educaron cristianamente y frecuentó los colegios de su
ciudad natal. Era, dicen sus biógrafos, sencillo, apacible,
modesto y siempre despedía una paz que contagiaba a cuantos
trataban con él. Sabemos que desde muy joven, ingresó en
los carmelitas (1560). Descolló en su amor al silencio y la
oración; pasaba largos ratos ante el sagrario de su parroquia.
Abrazó la reforma carmelitana de la congregación
Mantuana, que si bien no estaba desgajada de la Orden, tenían
unas constituciones más severas.
Acudió al prior
de la comunidad y le manifestó sus deseos: "Padre, le dijo,
tengo ganas de entregarme del todo al Señor. Me han hablado
maravillas del género de vida que lleváis en este
convento y de tributáis un culto del todo especial a la Virgen
María. ¿Me admitís a formar parte de vuestra
familia religiosa? He oído decir que os llamáis Hermanos
de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo y yo deseo con todas mis
ansias pertenecer a una Orden que esté totalmente dedicada al
amor y al servicio de tan bondadosa Madre". El Prior quedó
impresionado de las palabras de este joven y le admitió como
miembro de la comunidad.
En 1452, fue ordenado sacerdote y dio su nombre a la recién
fundada cofradía de la Virgen que estaba establecida en aquella
iglesia. En 1460, según consta en el libro de actas de esta
cofradía, era director espiritual de la misma. Después
fue rector y prior y escribió las reglas y estatutos por los que
debían regirse. Se dedicó de lleno a este ministerio
hasta su muerte. En este campo trabajó con gran celo y
aprovechamiento. No fue maestro del beato Juan Bautista Spagnoli, ya
que éste estudió en Ferrara y no en Mantua y ademas, el
beato Bartolomé no ejerció el cargo de maestro de
novicios. Será famoso como predicador, y director espiritual,
así como por su amor a María y a la Eucaristía.