En
Binaco, de la Lombardía, Beato Baltasar Ravaschieri de Clavario,
presbítero de la Orden de los Hermanos Menores. Baltasar
Ravaschieri nació en Chiavari (Liguria), en el seno de la
familia de los condes de Lavagna. Entró joven en los
franciscanos, estudió y se licenció en Teología,
fue ordenado sacerdote y se dedicó a la predicación junto
con san Bernardino de Feltre. Virtuoso y activo fue primero
guardián de su convento, y después Maestro
provincial en Génova.
La gota le paralizó todo el cuerpo y casi todos
sus movimientos. Del mal que lo tenía postrado, hizo el
instrumento de su santidad. En el convento de Binasco, cerca de
Milán, le llevaban a la iglesia en brazos, y allí
permanecía mucho tiempo, orando y meditando. O se hacia llevar a
un bosque donde confesaba. Se dice que un día le
sorprendió una nevada, y todos se olvidaron de él, cuando
se quisieron dar cuenta vieron como la nieve había evitado caer
sobre él.
Todos los días era llevado en brazos por los
hermanos para asistir a la Misa, tomar parte en la recitación
del Oficio divino y sobre todo escuchar por larguísimas horas, a
veces casi todo el día, las confesiones de los fieles,
atraídos por la fama de su santidad.
Baltasar en su inmovilidad intensificó su vida de
íntima unión con Dios y ofreció sus sufrimientos
físicos y morales al amor de Jesús por la
conversión de los pecadores, que en gran número supo
acercar a Dios. Desde la llanura de Pavía acudían a
él los devotos que le llevaban sus enfermos para que obtuviera
de Dios su curación, las madres le llevaban sus niños
para que los bendijera. Seis años sufrió con perfecta
serenidad el extenuante martirio de la gota. Consumido por el mal que
le había martirizado sus miembros, serenamente expiró a
la edad de 72 años. Fue sepultado en una urna de mármol.
El papa Pío XI confirmó su culto el 8 de enero de 1930.
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(Parroquia San Martín de Porres)