BEATO BARTOLO LONGO
1926 d.C.
5 de octubre
Bartolo Longo (10 de febrero de
1841 – Pompeya, 5 de octubre de 1926) fundador del Santuario de la
Virgen del rosario de Pompeya. Declarado beato por el Papa Juan Pablo
II el 26 de octubre de 1980. Bartolo Longo era hijo de Bartolomeo,
médico y de Antonia Luparelli. Fue bautizado al tercer
día de haber nacido, el 13 de febrero de 1841.
De físico escueto pero de inteligencia aguda,
Bartolo Longo fue enviado al colegio de los Padres Escolapios de
Francavilla Fontana, a la edad de 5 años, como era costumbre de
la época. «Era, dice, un diablillo vivaz e impertinente,
un poco berrinchudo».
Dejó el colegio en 1858, después de haber
conseguido el título de estudios que lo acreditaban para
enseñanza de "gramática rudimentaria" , para inscribirse
en la Regia Universidad de Nápoles.
Producida la anexión del Reino de Sicilia al Reino
de Italia con la Ley Casati, extendida a todo el Reino de Italia, sus
estudios sufrieron un fuerte cambio, por el cual, su título no
era reconocido. Por ello, Bartolo Longo recomienza sus estudios de
jurisprudencia, verdaderamente cuando se enfilaba a dar inicio a su
profesión de abogado.
Aquél año, en Nápoles, en el ambiente
académico y en el cultural, vivían un fuerte
anticlericalismo. Bartolo Longo, después de la lectura del libro
La Vida de Jesús del filósofo francés Ernest
Renan, se unió completamente a la contestación
anticlerical. Asiste a las lecciones de Filosofía y Letras de
Augusto Vera, Bertrando Spaventa y Luigi Settembrini, lecciones
importantes para el positivismo dominante, y en cuanto a la
negación de lo sobrenatural. Entró a formar parte de una
asociación espiritista y se impregnó de esta vertiente.
Para seguir con su ayuda a los necesitados, fue a
Nápoles donde conoce a Catalina Volpicelli (proclamada Santa).
En la Casa Central que ella había abierto en Nápoles,
Bartolo conoció a la condesa Marianna Farnararo De Fusco, mujer
impregnada fuertemente en acciones de caridad y asistencia. Era viuda
del conde Albenzio De Fusco, del cual sus posesiones se
extendían hasta el Valle de Pompeya. A la condesa, viuda de 27
años con 5 hijos de tierna edad, servía un administrador
así como un preceptor para cada hijo. Bartolo llega a ser el
compañero inseparable de las obras de caridad. Tal amistad da
lugar a muchos malentendidos, pero después de una audiencia con
el Papa Leon XIII en 1885 decidieron casarse, con el propósito
de vivir como buenos amigos, en amor fraterno, como lo habían
hecho hasta ese momento. El matrimonio fue celebrado sin actos civiles.
El primer contacto de Bartolo con las personas de Pompeya
fue en 1872, cuando va al Valle de Pompeya para guardar los reportes
económicos de la condesa y los arrendadores de sus posesiones.
En tal ocasión, notó el estado de abandono en la cual
cerca de 1.000 habitantes de la zona vivían y observa el estado
de ruina en que se encontraba la Parroquia del Santísimo
Salvador, iglesia antigua y humilde (su origen databa del 1093), en
torno de la cual se agruparon los primeros habitantes de Valle. Un
día, vagando por aquel campo, Bartolo sintió una voz
misteriosa que le decía: “Si propagas el Rosario, serás
salvo!”. Y súbitamente después escuchó el eco de
una campana lejana, que llamaba a la oración del
[Ángelus]] del mediodía, que lo hizo arrodillarse en la
tierra y orar hasta obtener una paz interior, jamás
experimentada. En aquel punto tuvo aún más clara la
misión que tenía que cumplir. Inició así la
idea de una pía sociedad entronizada en el rosario, para orarlo
en aquel valle abandonado.
En los 3 años siguientes se dirigió a
Pompeya para propagar su idea del Rosario, pero piensa
súbitamente que, a tal empresa, le faltaría un cuadro de
la Virgen del Rosario, pintado al oleo, como prescribía la
liturgia de aquel tiempo. Va a Nápoles para comprar una imagen.
La idea era comprar una que había visto en un negocio, pero las
cosas no fueron así. Por casualidad encontró en
Vía Toledo al Padre Radente que le sugirió ir al
Conservatorio del Rosario de Portamedina y pedir, en su nombre, a Sor
María Concetta De Litala un viejo cuadro del Rosario que 10
años atrás se les había confiado. Bartolo
siguió tal sugerencia, pero fue presa del asombro cuando la
religiosa le mostró el cuadro. Una tela raída y vieja,
faltándole rasgos de color, con la Virgen en una forma no muy
histórica, en vez de que la Virgen le dé el Rosario a
Santa Rosa, se lo entrega a Santa Catalina de Siena, como en la
tradición dominica. Bartolo Longo estuvo a punto de no aceptar
el cuadro, pero lo acepta debido a la insistencia de la religiosa.
En la tarde del 13 de noviembre de 1875, la imagen de la
Virgen del Rosario llega a Pompeya en una carreta guiada por Angelo
Tortora. Fue descargada, aún cubierta, de la carreta ante la
fascinación de la Parroquia del Santísimo Salvador, donde
ya le esperaba el párroco Cirillo, Bartolo y los habitantes.
Quitó la cubierta y mostró el cuadro a los feligreses.
Todos estuvieron de acuerdo en no exponerla a la veneración
pública esta imagen hasta que no fuera restaurada aunque fuera
solo parcialmente. A la primera restauración, en el transcurso
de los años, le siguieron otras y los primeros 3 años
permaneció en la Parroquia del Santísimo Salvador.
El Obispo de Nola (a cuya diócesis
pertenecía el Valle de Pompeya) sugirió a Bartolo Longo
iniciar la construcción de una nueva iglesia, en un terreno del
mismo obispo. Empezaron así las peregrinaciones de Bartolo Longo
y la condesa para obtener los fondos necesarios mediante la
suscripción de "un sueldo al mes".
El 13 de febrero de 1876 día en que el cuadro de la
Virgen del Rosario fue expuesto a la veneración pública,
después de la restauración, se tuvo el primer prodigio:
la completa curación de Clorinda, que tenía epilepsia
central, la cual había sido diagnosticada como incurable por el
célebre profesor Antonio Cardarelli, por intercesión de
su tía Anna, habiendo ayudado a la naciente iglesia y
prometiendo peregrinar a Pompeya si su sobrina se aliviaba. Era el
primer milagro de una larga serie de gracias en la historia del
Santuario de Pompeya. De Nápoles y sucesivamente de muchas otras
partes del mundo comenzaron a llegar ofertas para la
construcción de la nueva iglesia, de la cual, la primera piedra
fue puesta el 8 de mayo de 1876. El cuadro fue puesto en una capilla
temporal (capilla de Santa Catalina). El arquitecto Antonio Cua
ofreció gratuitamente dirigir el proyecto y los trabajos de la
nueva iglesia.
En 1877 Bartolo Longo escribió y popularizó
la Práctica de los Quince Sábados. Dos años
más tarde, curado de una grave enfermedad después de
recitar la Novena que había compuesto, hizo 900 ediciones en 22
idiomas. El 14 de octubre de 1883, veinte mil peregrinos, reunidos en
Pompeya, recitaron, por primera vez, la Súplica a la Virgen del
Rosario, escrita por Bartolo Longo, en respuesta a la Encíclica
Supremi Apostolatus Officio, con la cual el Papa León XIII, da
frente al mal de la sociedad, por medio del rezo del Santo Rosario.
En 1884 fundó el periódico “Il Rosario e la
Nuova Pompei”, todavía impreso y distribuido en todo el mundo.
Mientras tanto, alrededor de la nueva iglesia dio forma a la nueva
ciudad, viviendas para los trabajadores (el primer ejemplo de viviendas
sociales), el telégrafo, un pequeño hospital, el
observatorio meteorológico y geodinámico. En 1887 fundo
el Orfanatorio Femenil. La primera obra de caridad en favor de los
menores.
El 6 de mayo de 1891 el cardenal Raffaele Monaco La
Valletta consagró el nuevo Templo. En 1898 Bartolo Longo
reconstruye la Parroquia del Santísimo Salvador, tal como luce
hoy, de manera que pudiera continuar su existencia de forma
autónoma la naciente iglesia, la cual fue elevada a la dignidad
de Basílica Pontificia en 1894.
En este periodo Bartolo Longo desarrolló su idea
más original: que no sólo es creer en la posibilidad de
recuperación de los hijos de los presos, sino apostar por el
hecho de que, a su vez, podría salvar a sus padres de la
desesperación. En 1892 por lo tanto, se colocó la primera
piedra del hospicio para los niños de los encarcelados (1907),
administrado por los Hermanos de la Escuela Cristiana de San Giovanni
Battista de La Salle. Después de 6 años, los estudiantes
fueron más de un centenar, a raíz de la bienvenida a las
hijas de los presos, las que confió a las Religiosas Dominicanas
Hijas del Santo Rosario de Pompeya, que funda en 1897. Fue una ardua
lucha por la cultura y la ciencia positivista de la época que no
reconocía la educación de un hijo de un delincuente. Las
acciones de Bartolo Longo demostraron lo contrario. Estas obras estaban
destinadas a acoger y educar a todos los niños y jóvenes
huérfanos o abandonados y, por tanto, no tenía puntos de
referencia para la familia humana y social.
El 5 de mayo de 1901 se inauguró la fachada del
Santuario de la Santísima Virgen del Rosario de Pompeya, fruto
de los donativos provenientes de todo el mundo y dedicada a la Paz
Universal. En tal ocasión Bartolo Longo promete a los pompeyanos
que un día la Basílica será visitada por el Papa,
cosa que ha sucedido en 3 ocasiones: el 21 de octubre de 1979 y 7 de
octubre de 2003, por parte de Juan Pablo II y el 19 de octubre de 2008,
en persona de Benedicto XVI. Bartolo fue envuelto en calumnias y
murmuraciones que llegaron hasta el Papa Pío X. Bartolo y la
condesa decidieron, el 12 de septiembre de 1906, ceder la Obra de
Pompeya al Papa. El Papa Pio X, conoció la verdad y
mostró gran estima por la Fundación de la Nueva Pompeya.
Aprobó la Pia Union Universal para el rezo del Rosario en
comunidad y en familia propuesta por Longo, queriendo ser el primer
inscrito.
Las obras de Bartolo Longo más conocidas son, la
creación de la Súplica a la Virgen de Pompeya, el 8 de
mayo, la promoción Movimento Asuncionista para obtener la
definición del dogma de la Asunción de María, el
Orfanato Femenino, el Instituto para los hijos de Encarcelados, el
Instituto para las hijas de Encarcelados, la Congregación
Femenina Religiosas Dominicas Hijas del Santo Rosario de Pompeya, con
el propósito principal de la atención y educación
de los niños y las niñas de la Obra, la Casa Operaria
para los discapacitados, la oficina, la escuela de artes y oficios, la
escuela vespertina y la estación de tren para el que ofrece el
terreno.
Bartolo Longo, sin embargo, se dio cuenta de que la
naciente ciudad tiene una fuerte vocación para el turismo por
las excavaciones arqueológicas de la antigua Pompeya y por el
creciente interés religioso que ha llevado a miles de peregrinos
hasta la Basílica. Se esforzó, por lo tanto, en que se
instalaran farmacias en la ciudad, lugares de descanso y la acogida de
visitantes, una estación de ferrocarril con plaza adyacente, una
oficina de correos, las nuevas carreteras y todo lo que podía
hacer a una ciudad más bella y funcional.
La condesa De Fusco falleció el 9 de febrero de
1924. Lo que provocó un terrible sufrimiento a Bartolo Longo
que, para evitar posibles represalias por parte de los herederos de la
noble, se dirige a Nápoles, y después de un mes va a
Latiano. De hecho, poco después, para proteger la propiedad, los
funcionarios de la Corte de Salerno entraron en la casa, que era de la
condesa y Bartolo, e inventariaron el mobiliario y bienes. EL 23 de
abril de 1925, después de 14 meses y de muchos ruegos de parte
de los pompeyanos, Bartolo regresa a Pompeya.
Y lo hizo como cuando llegó por primera vez en
1872: ya no posee nada, pero esta vez va en busca de la ciudad que lo
espera. El 30 de mayo de 1925 fue galardonado con la Gran Cruz del
Santo Sepulcro.
En su último mes de vida, Bartolo Longo pudo
disfrutar de la maravillosa amistad del Dr. Giuseppe Moscati
(proclamado santo en 25 de octubre de 1987 por el Papa Juan Pablo II).
La mañana del 5 de octubre de 1926, Moscati fue a Pompeya par
asistirlo por última vez. En la tarde de ese día, de
hecho, de regreso a Nápoles, sin saber nada de lo que
sucedió en Pompeya, le dijo a su familia: "Don Bartolo se ha ido
al cielo."
Bartolo Longo murió tan pobre, que sólo pudo
tener su propia cama, porque todos los muebles del apartamento
había sido inventariados y obligado por una orden de embargo en
su contra obtenidas por parte de sus parientes.
Dos años más tarde, gracias a los buenos
oficios del Hermano Adriano de María, de los Hermanos de las
Escuelas Cristianas, que continuó la labor del abogado, para que
Pompeya fuera reconocida como un municipio autónomo.
El trabajo de Longo tuvo su reconocimiento oficial con su
beatificación por el Papa Juan Pablo II el 26 de octubre de
1980. Sus restos descansan, junto con los de la condesa, el padre y la
hermana de María Concetta Lital, en la cripta debajo de la
Basílica. En los últimos años de su vida dijo: "Un
día un hombre vestido de blanco bendecirá a las naciones
en Pompeya". Después de 53 años su deseo se
materializó, Juan Pablo II llegó a Pompeya para
encomendar a Nuestra Señora del Rosario su pontificado. En el
año 2002 con la efigie de la Virgen del Rosario de Pompeya, el
mismo Papa, en la plaza de San Pedro abrió el año del
Rosario.