BEATO ANTONIO FUENTES BALLESTEROS
1936 d.C.
2 de octubre
Bautizado a los tres días
de su nacimiento en la Iglesia Parroquial de santa María de su ciudad
natal, quedó huérfano de madre y fue cuidado por su hermana.
Al igual que dos de sus hermanos ingresó en el Seminario de Almería.
El veintiocho de enero de 1901 expiró su hermano seminarista, Juan.
El siervo de Dios fue ordenado presbítero el diecisiete de diciembre
de 1910, celebrando su primera Misa en el Santuario de la Santísima
Virgen del Mar de Almería.
Doctorado en Teología por el Seminario de Granada, en
1914 se asoció a la Unión Apostólica Sacerdotal. En
1916 marchó a la coadjutoría de su ciudad natal. Tres años
después, en 1919, recibió el nombramiento de Cura Regente de
Bédar. En 1927 tomó posesión de la Parroquia de Lubrín,
a la que luego se unió su hermano como Coadjutor.
Su sobrino, don Jacinto Alarcón, recuerda que: «
En las parroquias donde ejerció su ministerio mostraba su amor al
Señor y a la Santísima Virgen. Entre sus feligreses era querido
por su amor a los pobres, a los que ayudaba dentro de su escasa economía;
visitaba a los enfermos y ancianos. Era un hombre prudente, no ofendía
a nadie. »
Iniciada la Persecución Religiosa marchó, junto
con su hermano, a Mojácar. Se alojaron en una fonda de Garrucha, hasta
que fueron denunciados y expulsados. En una cueva próxima al cortijo
veratense de san Antón buscaron refugio. Hasta allí fueron
perseguidos por los milicianos, que a garrotazos los devolvieron a Mojácar.
Su sobrino cuenta que: « Lo tuvieron una vez detenido, dos días
de sol a sol haciendo con un pico una acequia en el pueblo, y a los dos días
lo mataron. Yo vi cómo le sangraban las manos que mi madre le curaba
por la noche. »
A las doce de la noche fue llevado al empalme de los Gallardos.
Nada más llegar descubrió el cadáver martirizado de
su hermano y lo besó. De rodillas, abrió los brazos y perdonó
a sus verdugos antes de ser martirizado a los cuarenta y nueve años.