BEATO ANTONIO COCQ
    22 de marzo
1458 d.C.



   Antonio Le Cocq (o Le Coq) nació en Avigliana (Turín), en el seno de una noble familia. A los 20 años decidió hacerse cartujo. Ingresó en la Grande Chrartreuse de Grenoble y se distinguió por el respeto a la Regla; fue ordenado sacerdote y profesó solemnemente. Como sus cohermanos acompañó la soledad del cuerpo con la total unión con Dios.

   Su ejemplo comenzó a ser seguido y su nombre fue conocido fuera de la cartuja. A pesar de su joven edad tenía frecuentes visitas de gentes del común y de nobles. Transcurridos seis años, para no molestar la quietud del monasterio, el Capítulo General lo trasladó a Italia, entre las montañas de Chiuda Pesio, en Mondovì. Sus días transcurrían entre la oración, la austeridad y el estudio. Amaba pintar. La humildad de Antonio aumentaba como crecía la estima de cuantos le conocían. Cuando celebraba la misa se conmovía y a veces entraba en éxtasis. Tenía el don de discernimiento de espíritus y el don de profecía. 

   Los duques de Saboya y el Rey de Francia lo buscaban por su doctrina y santidad. A Yolanda de Francia, le dedicó un tratado sobre el libro de Job. Contra la duquesa, futura regente, se desatará el odio de sus cuñados. Yolanda tenía por el beato una gran estima y le pidió que hospedara a su hermano Luis. El heredero quería desde hacía tiempo el trono y su padre ordenó su arresto. Una situación así obligó al delfín, con poca escolta, a refugiarse en la cartuja con nuestro beato, que le dijo que no era correcto ambicionar la corona antes de tiempo. Le predijo la reconciliación con su padre y su subida al trono, como sucedió en 1461. Luis XI pasó a la historia por reunir bajo su dominio la mayor parte del territorio francés, prosiguiendo el trabajo de su padre de unidad y estabilidad después de la terrible Guerra de los Cien Años.

   Antonio fue un fecundo escritor aunque sus obras nunca fueron editadas. Escribió un “Liber consolationis”. También compuso un estudio sobre la cartuja que también se perdió. Después de 48 años de vida religiosa murió con fama de santidad. Como era norma de los cartujos fue sepultado sin ningún monumento. En la Orden Cartuja se la ha dado el título de beato, no confirmado porque los cartujos por humildad no lo pidieron a Roma.

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(Parroquia San Martín de Porres)