BEATA ANGELA
MARÍA TRUSZKOWSKA
1899 d.C.
10 de octubre
María Ángela nació el 16 de mayo de 1825, en
Kalisz (Polonia). En el bautismo recibió el nombre de
Sofía Camila. Su familia se trasladó a Varsovia en 1837.
Desde su infancia demostró una piedad profunda: participaba
todos los días en la misa, recibía con frecuencia los
sacramentos, realizaba vigilias de oración y visitaba con
asiduidad el Santísimo Sacramento: todo esto desarrolló
en ella una espiritualidad intensa.
En un viaje que realizó atravesando Alemania,
Sofía, iluminada por el Señor, durante un rato de
oración en la catedral de Colonia, intuyó su
vocación a estar entre los pobres y necesitados y a servir en
ellos a Cristo con la oración y el sacrificio. Esta
inspiración la llevó a ser miembro de la sociedad de San
Vicente de Paúl. Durante el día trabajaba sin descanso
por los pobres y por la noche oraba constantemente, buscando la
voluntad de Dios en ella. A la edad de 29 años, descubrió
su camino: comenzó a buscar y a ayudar a los niños
abandonados de los barrios bajos de Varsovia y a los ancianos sin casa.
Con la ayuda económica de su padre y el apoyo de su prima
Clotilde comenzó a hacerse cargo de seis niños. De esta
forma atrajo a muchas voluntarias y floreció el instituto
fundado por ella.
Sofía se hizo miembro de la Tercera Orden de san
Francisco y tomó el nombre de Ángela. El 21 de noviembre
de 1855, ante el icono de María, su prima y ella se consagraron
a hacer la voluntad de su Hijo: éste fue el comienzo de la
comunidad de las religiosas Felicianas, o de San Félix de
Cantalicio. La madre Ángela determinó como ideal de su
congregación: que en todo y por todo Dios sea conocido, amado y
glorificado. Las religiosas dirigían a las laicas terciarias,
instruían a los convertidos, visitaban las prisiones, y
administraban también centros sociales rurales. Después
del fracaso de la insurrección de 1863, muchos de estos centros
se convirtieron en hospitales, donde las religiosas curaban a los
heridos.
La comunidad fue suprimida por el gobierno ruso en 1864,
pero continuó en secreto bajo la guía espiritual de la
fundadora. A los 44 años, durante su tercer mandato de superiora
general, la madre Ángela se tuvo que retirar de la actividad de
su congregación a causa de una enfermedad, pero siguió
viva su dedicación a las religiosas. Murió después
de 30 años de sufrimiento, devorada por el cáncer, el 10
de octubre de 1899, en presencia de las religiosas. Fue beatificada por
Juan Pablo II el 18 de abril de 1993.