BEATO ALANO DE
SOLMINIHAC
31 de diciembre
1659 d.C.
Nació en el castillo de Belet, cerca de Périgueux, en el
seno de una familia de la nobleza. Quiso ser caballero de Malta, pero
este no era su camino. Fue nombrado por un tío suyo, abad del
monasterio de Chancelade perteneciente a los Canónigos regulares
de Letrán, que estaba en franca decadencia y necesitaba una
reforma, aunque no pudo ejercer su oficio porque era muy joven (20
años). Estudió Filosofía y Teología en
París, donde conoció a san Vicente de Paúl;
mantuvo una estrecha amistad con san Francisco de Sales. En 1618 fue
ordenador sacerdote y después de una estancia de cuatro
años en París, tomó posesión de su cargo de
abad.
Como abad
restableció la disciplina religiosa, el culto divino y
publicó unas nuevas Constituciones.
El éxito de la reforma fue rotundo y se extendió a otros
monasterios de los Canónigos Regulares. Fue nombrado Visitador
de los monasterios de la Orden. Tuvo dificultades porque el cardinal
Rochefoucauld, ordenó la unificación de todos los
Canónigos Regulares, de manera que al unirse una forma de vida
más mitigada, su reforma no alcanzaba el desarrollo religioso y
espiritual que él quería; apeló a la Santa Sede
que le dio la razón, pero la unificación se llevó
a cabo.
Muchas veces se le ofreció el episcopado, pero siempre se
negó, hasta que en 1636 fue nombrado obispo de Cahors, sin que
perdiera su cargo de abad. Obtuvo el apoyo del cardenal Richelieu.
Durante su episcopado aplicó los decretos del Concilio de Trento
tomando el modelo pastoral de san Carlos Borromeo. Luchó contra
el relajamiento del clero y la superstición. Fundó el
seminario diocesano, visitó la diócesis, condenó
el jansenismo y el laxismo. Su caridad no tuvo límites, como
cuando se dedicó a los apestados, los enfermos, los
huérfanos, creando para ellos asilos y hospitales. Murió
trabajando en Mercués y su cuerpo se encuentra en la catedral de
Cahors.